Casi me ha emocionado

Pues sí, posiblemente sea un detractor de la bodega, o mejor dicho de su política de ventas, pero no del vino ni de Tomás Postigo, y tengo que decir que el vino está sensacional, lo mires por donde lo mires.

Me introdujo en una nube de perfumes difícil de describir y que lo más parecido fue un Pingus 2003, es un registro difícil de describir, perfumes de piel de cítricos, no se me ocurre otra cosa, luego viene todo lo demás, la fruta, los aromas secundarios y un tímido comienzo de su desarrollo en botella. Cada trago hizo la noche un sueño, invitó al diálogo, la tertulia y como no, sabía como hacer para que todo girara en torno a él, incluso la conversación.

Magnífico. 32€

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