Conserva un bonito color granate ligeramente atejado y muestra una nariz en la que dan ganas de sumergirte y ahondar en su paleta aromática. Encuentro aromas que recuerdan a bayas rojas maduras, flores secas, ahumados intensos, café, clavo y nuez moscada, no decae…se va viniendo arriba por momentos, trufas, recuerdos de cacao, virutas como cuando sacas punta a un lápiz. En boca me sorprende el vino por su sedosidad, ligeramente goloso, intenso, complejo, con acidez bien puesta, muy largo. Hablan de los míticos del 78, ni idea porque no he probado ninguno, pero este 79 me ha parecido un vino que “raya” (nunca mejor dicho) la perfección para mi gusto. Soberbio.
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