La cantidad de familias aromáticas que posee este Champagne es casi increíble. Todas ellas cubiertas de color piel de cebolla se alternan entre sí jugando con nuestros sentidos: el almíbar, las fresas, frambuesas, mieles, el cabello de cabello de ángel, la papaya, el mango, la vainilla, la manzana caramelizada e incluso un vago recuerdo a piel llegan nítidas y francas a nuestros sentidos. Cordero, ¿cómo no?, al cordero le va el Champagne.
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