Botella bordelesa de cuello ancho, etiqueta muy sencilla y contraetiqueta "de propaganda" y con nota de cata.
Color morado cardenalicio, casi cárdeno, con menisco de iguales características, lágrima muy gruesa que tinta la copa.
La nariz es muy potente, un poco basta, mezclando el alcohol con los frutos del bosque y algún ahumado.
En boca es agradable y fácil de beber, todavía raspa un poco el tanino, lo que permite predecir una mejora a corto plazo. Posgusto correcto. Forma parte de la oferta de vinos jóvenes que embotella García Carrión y que me parece se venden sobre todo en el ECI. La RCP es muy buena, pues me costó poco más de 2€.
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