Un magnifico exponente de los vinos de Ribera del Duero en estado puro.

Nueve años después vuelvo a catar otro magnum edición limitada de 500 botellas. El vino se muestra soberbio y bajo un estilo ribereño como potente seña de identidad junto a las propias de la Casa. Su color es rojo picota oscuro con ribete ocre marrón. Nariz racial, con notas de especias y frutillos silvestres como las grosellas con sutiles oleadas de la serie animal muy mezcladas con el tueste de la barrica, diría que americana. Hay tabaco, hojarasca, torrefactos mentolados, balsámicos, tierra de maceta y cueros. Final con recuerdos de fruta roja madura. En boca es rico, amplio y con potencia disimulada, buena acidez presente que le da largura hasta un posgusto quizás mineral, fresco, vegetal y frutal maduro (fruta del bosque pequeña). Retronasal terciaria, con especias, balsámicos y notas de tabaco habano. Claramente lo definiría como un magnifico exponente de los vinos de Ribera del Duero en estado puro y tras un buen periodo de crianza en botella. El vino se mantiene en perfectas condiciones y creo que irá mejorando año tras año si lo conservamos bien y resistiéndonos a la tentación de volver a descorchar otra botella. Gracias a Dios soy débil en lo relativo a estas tentaciones y está era la última que me quedaba, la disfrutaré como se merece, tanto en tiempo como en forma, ya que en este caso el tamaño si que importa.

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