Último ejemplar de este soberbio vino que continua su ascenso paulatino a la excelencia.
Los vintages de Pol Roger son eternos. Sin las oxidativas maderas de otros grandes, estos vinos asientan su longevidad en la concentración, materia prima muy seleccionada, lenta crianza en cavas a muy baja temperatura y un especial mimo en preservar la acidez que va a vertebrar el vino a lo largo de su larga vida.
El frescor frutal de los primeros años se va transformando con las décadas en complejos aromas terciarios sin renunciar a la fruta, que se mantiene ahí.
Este 1998, muy joven aún -las primeras añadas del S.XX se encuentran perfectas actualmente- en comparación con la colección de añadas antiguas que la maison ha ido comercializando. No obstante, ya ofrece complejidad aromática y redondez en boca, mostrando un sabor y una longitud excepcionales.
El color dorado con reflejos cobrizos; la burbuja muy fina, abundante pero de emisión ordenada y rítmica. La nariz compleja y equilibrada, de media intensidad: fruta roja, yogurt natural, limón, pasteles y discretos tostados dominan el bouquet.
Sapidez, potencia, redondez, acidez perfecta, sedosidad en la expresión carbónica y post-gusto extraordinario, caracterizan la boca.
Para guardar todo el tiempo que se quiera. Para beber ya todo lo que se pueda.
48 eur en tienda.
Feliz Navidad.
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