En nuestras copas, este vino decayó de manera brutal. De una nariz planita

En nuestras copas, este vino decayó de manera brutal. De una nariz planita pasó a desarrollar un aroma a establo y cuero mojado casi abrumador y muy cercano al de un vino corchado. En boca perdió toda la (poca) fruta que le quedaba, y la estructura del vino, de por sí precaria, a los 30 minutos era una broma. Fatal.

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