Concentración y vejez pero con equilibrio

Caoba oscuro con destellos yodados, lágrima densa y persistente.

Buena intensidad en nariz donde muestra la complejidad otorgada por su enorme vejez. Notas de higos en confitura, almendras garrapiñadas, granos de café, especias dulces, regaliz negro, ciruelas pasas, tabaco de pipa y ahumados. Va ganando poco a poco en la copa mostrando múltiples capas, chocolate negro, orejones…muy complejo.

En boca muestra toda la esencia que esperamos de un vino de su vejez (cercana a 80 años) pero resultando equilibrado y razonable, casi se mastica por su concentración pero deja un placentero y eterno final de granos de café y frutos secos amargos con una excelente integración de sus 500 g/l de azúcar residual, perfectamente compensados con esos apenas 11 graditos. Persistencia eterna.

Saca de 2004 de este vino que sin duda ha agradecido el tiempo en botella sobre todo integrado el azúcar en boca, un vino viejísimo y superlativo pero perfectamente razonable y que en mi opinión solo está superado en su estilo por el PX Solera Fundacional de Pérez Barquero, lo cual le coloca entre los mejores PX y por tanto entre los mejores vinos dulces del mundo. Para amantes de las sensaciones fuertes. Muy grande.

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