Muy del estilo de la casa y complejo en sus expresiones.

Rojo cereza con amplio ribete teja. Nariz de perfil riojano con reducción en botella y tildes de cueros finos, especias, caja de puros, pelo de perro, ceniza de puro, sensaciones metálicas, de mercurio, carne cruda y notitas de sangre, lo que también te evoca a lo salino. La intensidad frutal quizás esté en un segundo plano recordando a las grosellas y las cerezas, con tierra de maceta, tabaco, alguna nota de alfarería (barro) y claramente hojarasca de eucalipto en un mes de septiembre que amanece todo bañado de rocío. En boca es rico, pero tiene un carácter madurito en el ataque que recuerda a la fruta roja pocha tostadita, sensación que se queda como directriz en el paso, donde salen notas maduras y que podríamos asociar al efecto oxidativo, por lo que, aunque el vino está ahora rico y en buen estado, no me atrevería a decir que le queda mucha guarda botella, pero al paso que va unos años mínimo. Tiene buena acidez. Es un vino muy complejo, de tempranillo riojano como base principal, cárnico, metálico y con una fruta silvestre muy ensamblada en los aromas terciarios, tiene elegancia y me recuerda completamente al estilo de la casa Viña Salceda que cada año que pasa se sitúa como una de las identidades de la zona, por su estilo y gama de sus vinos. Es la botella numero 37.360  de esta selección Cuvée Especial 25 aniversario.

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