Vuelto a tomar en una cena el vino conserva su intensidad y elegancia en

Vuelto a tomar en una cena el vino conserva su intensidad y elegancia en nariz, apareciendo incluso más matices minerales que en la anterior ocasión. En boca el vino sigue mostrándose con un tanino ligeramente agresivo aunque lo he notado un poco más equilibrado que en la anterior ocasión. Es un vino profundo, potente, quizá no sea, EMHO, demasiado sutil en este momento pero promete grandes sensaciones con el tiempo. En esta ocasión se tomó acompañado de un plato de rabo deshuesado y tras un Valbuena 5ºAño 1990, totalmente diferente.

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