Buscando en el baul de los recuerdos me encuentro con esta joyita comprada años atrás por cien lereles y que ha llegado el momento de disfrutar, no sé con que maridarla porque no sé lo que me voy a encontrar, así que en un principio lo disfrutaré sin acompañarlo.
Vino color amarillo oro viejo, limpio, brillante y lágrima lenta.
En nariz con intensidad media en un principio, duela de vino envinada y polvo, para ir abriendose por momentos a una fruta blanca madura, membrillo verde, rastros amaderados, dando paso a especias, canela pura, el aroma se va intensificacado a medida que coge temperatura, notas de frutas cítricas maduras, expresivo, puro, elegante y amplio.
El paso por boca, suave, amable, ágil, buena acidez, equilibrado, largo recorrido, cuerpo medio, sabroso, final con notas cítricas, pomelo, bien hecho, el punto justo para no llegar a ser dulzón, no sé si hoy en día hay algo igual en el mercado. ¿Por qué se dejó de hacer?, esto está todo vendido, muy bueno.
Retronasal, fruta a punto de madurar.
Postgusto, larguísimo y muy bueno.

Recomendado por 2 usuarios
  1. #1

    EuSaenz

    Una pena que no se hagan estas cosas, creo que uno de los grandes dulces que he probado fue este mismo vino del 55 que disfrutamos dos veces el pasado año, a la altura de cualquier gran añada de Yquem, Huet, Oremus o Müller.

    Saludos,
    Eugenio.

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