Esta chenin blanc mallorquín me entusiasmó en su día, cuando era muy joven...

Lo guardé en la cava, lo guardé... y "me pasé de guardada".

La de veces que lo he tenido en la mano y lo he devuelto a la cava. Nunca encontraba el momento. Era como una joyita que daba pena empeñar.

Lo saqué "para quedar bien" con gente muy querida y apreciaron el detalle, pero no disfrutamos con él.

Se deja beber, se le aprecian hechuras, pero la expresión se reduce a la mínima expresión, valga la redundancia.

Una pena.

Dorado pálido. Nariz no muy intensa pero franca y atractiva con notas amieladas. Goloso y muy floral. En boca es denso, con notas que recuerdan al lichy, buena acidez y buen recorrido. Un punto mantecoso. Sugerente y exótico.

Color amarillo pajizo con brillos dorados, limpio, nítido. Nariz explosiva donde destacan los aromas de crianza en madera, frutos secos, recuerdos neumáticos, a pegamento, flores marchitas, notas minerales y melocotones. En boca tiene buena acidez, es sabroso y largo.

Blanco de color amarillo pajizo con brillos dorados. Explosiva nariz, de carácter floral blanco (jazmín), con notas amieladas y leves notas de albaricoque. Nariz epatante e interesantemente franca, falto de una mayor complejidad. En boca es seco, con una textura untuosamente grasa, pero bastante contrarestada por su nivel de acidez. Paso ágil por el paladar. La retronasal se muestra menos explosiva de lo que da entender el conjunto y el postgusto entre cítrico y amielado, continua siendo muy persistente. Interesante blanco, que viene a ampliar el espectro de variedades foráneas utilizadas en la isla. Precio por botella: 19 euros.