Inevitablemente empezó comportándose como un cabernet "nuevo mundo&

Inevitablemente empezó comportándose como un cabernet "nuevo mundo": mucho eucalipto, mentolados, balsámicos, montebajo. Pero poco a poco fue desplegando aires más "atlánticos", bordeleses, a grosellas, a cedro y caja de puros, a especies dulces, lo que le dotó de complejidad y frescura. Siempre se mostró elegante, contenido y civilizado. También en su boca, que al ataque apareció sedosa y envolvente pero que tuvo un final algo secante debido a unos taninos no del todo redondos. Probablemente la difícil añada del 98 tuvo que ver algo en ello. En cualquier caso, y como no podía se de otro modo en un vino firmado por Paul Draper, hay armonía, equilibrio y elegancia. Se trata de una cabernet californiana civilizada que nada tiene que ver con esos otros monstruos super-concentrados.

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