Proyecto de Eduardo Eguren, hijo de Marcos Eguren, en este caso una garnacha de viñas viejas de la zona "garnachera" de Najerilla en la Rioja baja.
Un vino prometedor pero que está muy joven, una lastima. Una garnacha con cuerpo y estructura que marca la fruta negra, toque floral de violetas, especiado y balsámico, ligeramente goloso y con algo de raspón vegetal. Tiene acidez y frescura, le falta botella.
Recuerdo que catamos la añada 2019 de este vino y ya me dejó la sensación que necesita botella.
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