Ermita de San Gregorio Reserva, ahora fluye por la boca con bondad.

Color amarillo dorado pálido y brillante con finas y eternas lágrimas que quedan prendidas de la copa.

Es de un rico e inconfundible aroma, bien conjuntado. Recuerda al albaricoque entreverado, la ciruela blanca y la manzana reineta. Fondo herbal, heno y monte mediterráneo, lías, fondo goloso y cítrico, notas tostadas, dulzor del flavor del roble, finas especias. Es un vino que crece y adquiere volumen en la copa.

En boca el vino nos comunica lo expresado en nariz, con más frescura. La acidez es fina y sabe tramar al conjunto, hay chicha y matices. Ahora fluye por la boca con bondad y juventud, a sabiendas, de que lo mejor está aún por llegar. Punto seco que lo alarga y le da seriedad, tacto graso, lo paladeas y lo disfrutas, rebota lo sentido en la nariz con armonía y deleite.

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