La garnacha del Marqués

Leyendo la nota de cata de Fede Vidal parece que estamos ante dos vinos diferente. Botella en muy mal estado, cápsula rasgada, etiqueta manchada, pero el corcho excelente. 50% tempranillo, 40% garnacha, 10% mazuelo. 1 año en depósito, 24 meses en barrica y 18 meses en botellero antes de ser comercializado.

Veamos: de color rubí de capa media, brillante y limpio, apenas diferencias entre menisco y borde. En nariz es limpio y potente, con una cantidad exagerada de fruta roja en compota, tomates secos, duelas envinadas, granos de café. Es un estilo en sí mismo, sin detalles de enorme complejidad pero de una factura impecable. No para de crecer al respirar. En boca es de gran entereza, corpulento, graso, austero, concentrado y con una garnacha en apogeo, frutoso, picante, especiado, corpulento, de una rusticidad encantadora. Ha envejecido sin perder estructura, con mucho tanino y vivacidad. Todo ello con el sello de fuerte acidez de los viejos Murrieta, que lo llena todo. Realmente un vino notable, de una añada menor de la que es muy difícil beber encontrar algo que detaque, lo que confirma eso que el Etiqueta Blanca a veces salía sapo y otras príncipe.

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