Encantado de volverte a leer, no sabía que en Burdeos las viñas se arrancaran a los 30 años de edad, parece un sin sentido, puede que con ello se mantenga la cantidad pero desde mi ignorancia parece que se pueda perder calidad.
Esta propiedad vitivinícola pertenece a la familia Kressmann, de origen alemán, desde 1930. Pocas cosas han cambiado desde entonces. Château Latour-Martillac produce, pase lo que pase, 120.000 botellas de vino tinto y 24.000 botellas de vino blanco : el grado de alcohol no varía.
Este 2006 - considerado como una gran añada - muestra un color sólido e intenso que oscila entre el granate y el rojo carmín. Exhala perfumes que recuerdan a una mezcla de zumo de grosella negra, de mermelada de cerezas y de jalea de arándanos. Hay también briznas de madera de cedro y de té ahumado. En boca, decepciona un poco : de cuerpo medio, de poca estructura, sin gran complejidad, sólo seduce por la finura de sus taninos y su buen nivel de acidez : hay notas de pimiento rojo, de zarzamoras y matices polvorientos. Voluble y poco persistente, no marida bien con un gallito en salsa bordelesa y buñuelos de escorzonera.
Parece difícil obtener vinos dignos de su rango de grand cru classé elaborados a partir de cepas de alto rendimiento. Es el pecado mayor de Burdeos : el arranque de las viñas cuando alcanzan los treinta años de edad. ( PVP : 18 € )
Encantado de volverte a leer, no sabía que en Burdeos las viñas se arrancaran a los 30 años de edad, parece un sin sentido, puede que con ello se mantenga la cantidad pero desde mi ignorancia parece que se pueda perder calidad.
Muy buenas,
Lo ideal en Burdeos es producir lo máximo posible de vino para venderlo al extranjero cada vez más oneroso ( China, Reinado unido, EEUU ), lo que no es posible con cepas viejas que producen, en el valle del Loira, alrededor de 25 hl/ha.
Arrancar las viñas a los 30 años de edad no es un sinsentido desde una perspectiva meramente mercantil. Claro, se pierde calidad pero, en la cabeza de los bordeleses, no es la meta a alcanzar : ganar pasta, ante todo. Los borgoñeses - con bastante humor - dicen que, en Burdeos, lo esencial no consiste en beber los vinos sino en venderlos al mejor postor. La especulación hará el resto.
Muy cordialmente / A.A.
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