Estamos en el restaurante Playa Chica de Benicasim invitados por mi amigo Juanjo. Fantástico y bucólico emplazamiento, sentados a la orilla de la playa en una bonita noche de Agosto. Nos pedimos este vinito blanco que ya disfrutamos en su añada 2017 y nos gustó mucho. Nos lo sacan atemperado de la vinoteca a unos 7°C. Esperamos unos 15 minutos más para proceder con su valoración.
VISUAL: De color amarillo pajizo, tenue, brillante y cristalino con reflejos acerados (85).
OLFATIVA: Sigue siendo un vino frutoso en nariz con recuerdos de piña, plátano y lichi. También desprende aromas de flor blanca así como herbáceos de grama húmeda con un sutil toque anisado. De intensidad media (86).
GUSTATIVA: Vino untuoso y con una buena acidez que transmite sensaciones de gran frescura en su paso por boca con aromas retronasales herbáceos y florales. Post-gusto muy frutoso que nos trae recuerdos de manzana verde, piña y maracuyá, con unos elegantes apuntes anisados y un puntito amargo final delicioso. En su línea, aunque debo decir que varios escalones por debajo del 2017, básicamente, menos aromático y con un poco menos de cuerpo aunque todavía notable (86).
La RCP atendiendo a su precio en tiendas (desde 4.90 a 6 euros) me parece excelente.
MARIDAJE: Pues fue el único vino de la cena, dos botellitas cayeron acompañando un platito de Jamón ibérico, una Ensalada de atún, un Humus de calabaza con ricotta y sésamo negro, un Ceviche de benifornio, una Crema de berenjena y tomates asados, un Tai de buey de mar, y un riquísimo Rodaballo con espinacas. Espectacular la cena y acertado maridaje con todos los platos, en en especial nos encantó con ese rodaballo tan jugosito pues las notas salinas y herbáceas del plato armonizaron extraordinariamente con los apuntes frutales de nuestro verdejito. Muy rico todo.
Salud-os!!