Hay rosados vulgares y caros, elaborados de cualquier manera, sobre todo en Provenza. Éste se sale de lo corriente y - de manera extraña - supera nítidamente a su hermano gemelo, bautizado como " Gris Bodin ", procedente de cepas de 90 años. La añada 2017 reservó algunas sorpresas. De color rosa claro, levemente turbio, nos regala perfumes de flores de mandarino, de jalea de sandía y de tienda de caramelos. En boca, resulta un poco diferente en la medida en que desarrolla sabores que remiten al azafrán, al corazón de paloma, a la pulpa de melón de agua, con un toque de pasta de almendra. Dotado de marcada y placentera acidez, fresco y limpísimo, es un rosado hecho para la comida. Maridó bien con un filete de cerdo y salsa madera, combinado con alubias de Tarbes.
Es difícil olvidar la cata que hicimos - Jesús Gómez y yo - en casa de Patrice Colin, a pesar de una lluvia diluviana : estabamos totalmente de acuerdo y compramos más o menos los mismos vinos. Fue una gran primicia : un catador aficionado y un sumiller madrileño compartían iguales aficiones. Brindé por su salud : ¡ chin chin ! ( PVP : 6,75 € )
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