Fresquito

Color " a la francesa" que seguro resultará atractivo, por ejemplo, a los británicos, que tiran más para allá que para acá.  Es mas blanco que rojo, más cebolla cobriza que salmón. Muy clarito. Lágrima gruesa y lenta, muy transparente también.


El aroma,  de nuevo,  es casi más a blanco que a tinto, con dominio de piel de cítricos, flores azules, pero con algo de  chuchería de fresa. Luego se nota mandarina. 


En boca es sedoso, con un buen punto de acidez que lo agranda y que llena y da cuerpo. Es un vino elegante, bonito, atractivo por ojo y por nariz, fresco por boca. Salinidad que también se agradece, final muy largo para un jovencito de estos, goloso pero con su punto de seriedad con sabores a plátano, algún toquecillo carbónico y un levísimo matiz licoroso. 


Vamos, que es divertido, complejo, sorprende y entretiene. Una buena construcción de la que disfrutar: ¿estructura se llama?
No es ese "rosadete" de caramelo de fresa  de andar por casa para refrescar el gaznate. Es sutil, suave, serio al tiempo y con mucho interés. Además, lo veo capaz de aguantar durante una comida de un buen arroz caldoso o un buen pescado a la espalda. Mucho para una lubina o una dorada a la sal. 

Un vino para tomar con una bonita ropa de verano, zapatos de rejilla, pantalón blanco, un panamá en la cabeza, una camisa de lino azul clarito... por ejemplo en....¡¡Portofino al atardecer!! 

Gracias a Verema y a Ramón Bilbao por la oportunidad de participar ene esta cata virtual. 

Recomendado por 1 usuario

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar