Yo, Claudina

Claudina la bella, la sabrosa, la maravillosa.

Y la olorosa, porque tiene una nariz elegante y potente, con fruta amarilla y blanca, con notas de piña madura y de cítricos maduros. Las flores van cubriendo una hierba recién cortada, que crece junto a una mineralidad intensa al borde de un toque salino. Es elegante, con notas picantes, con esos apuntes avainillados y un toque oxidativo, como de frutos secos crudos. Es largo, con una fruta muy presente y en su punto justo de maduración, con esa mineralidad deliciosa.

Y ya en boca es carnoso, con esa pera de agua y el limón maduro deslizándose y seduciendo nuestras papilas, con un toque de piña y flores tocando palmas y la acidez dándole a la guitarra para crear un baile de sensaciones maravilloso. La mineralidad se asoma al espectáculo, acompañada de ese toque herbáceo, con los frutos secos y esas notas avainilladas y pasteleras tan sutiles. Buen amargor, que equilibra el trago.

Tiene una buena capacidad de guarda, pero a mi me ha seducido tal y como se encuentra ahora. Gran blanco.

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