En forma.

Vino encerrado en una botella borgoñona que está vestida con la clásica etiqueta de la bodega y que utilizan para todos sus vinos, al menos los que yo conozco. El corcho que cierra la botella de gran calidad y en perfecto estado. La cara que está en contacto con el vino tintada.

      A la vista un color rojo picota de capa alta. Limpio y brillante. Muy buena, abundante, gruesa y lenta lágrima en su discurrir por el cáliz de la copa. Ribete granatoso y leve rubí.

     En nariz le encuentro muy cerrado. Necesita un par de jarreos y una buena aireación en la copa. ¡A trabajar las muñecas!. Realizada esta operación comienzan a surgir frescas frutas rojas en sazón. Con la madera de su crianza integrada y en segundo plano. Notas de mineralidad y balsámicas.

     En boca es elegante, equilibrado, con volumen y carnoso. Frutas maduras y manteniendo una fresca acidez que invita a beber y que le otorgará 4-5 años de vida en perfecta forma. La syrah es lo que tiene. Los taninos domándose y con la madera de su crianza integrada y sin sobresalir. Ligeros cacaos y débiles ahumados. Muy grato, fresco, vivo y frutal paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,00 minutos.

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