Grandioso

La humanidad es capaz de hacer cosas como esta... que delicia.

Envejecido 30 añitos ni más ni menos. Ya al servirlo nos hacemos una idea de lo que nos espera: se desliza lentamente un color amarronado, ribete ocre, cae muy poco a poco llenando la copa, casi parece sólido... como miel.

Al moverlo una buena cantidad queda en la copa, y a los 10 segundos empieza a llorar... La lágrima deja una marca casi permanente en la copa.

En nariz es espectacular: torrefactos, café, caramelo, miel, higos, frutos secos... y eso que no lo dejamos evolucionar mucho. Una de las copas vacías dos días después sigue desprendiendo un aroma contundente.

En boca es sencillamente deliciosos. Untuoso, muy meloso pero no pegajoso, un vino diferente de todos los dulces que he probado, espectacular para acompañar cualquier dulce de calidad. QUe grande!!

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