Una fiera, todavía sin domar

Este 2009 tiene cuerda para rato. Y es que después de una semana abierto, hoy con la última copa de lo que quedaba en la mano, sigo alucinado con él. Fruta negra, tabaco, chocolate, especias, barrica, Juanola, mineralidad, sangre y carne. Ni rastro de los terciarios, cualidad o defecto que no sé si en estos momentos de su vida es buena o mala. A lo que me refiero es que trece años más tarde huele y sabe a un San Román recién sacado del horno. Continuando con lo visto, el tanino agarra de lo lindo, la acidez es sobresaliente, el alcohol aún se mantiene, hace salivar como un caramelo y la madera la encontramos como el primer día. Podríamos decir pues, que el vino está momificado manteniendo esa garra y ese buen hacer de Mariano. Si acaso, ahora podría ser que hubiera tornado (levemente) a un perfil más “Vega”. Me dejaré la siguiente para dentro de otros trece años, a ver qué tal. 

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