Jacobus Comenge

Es de un aroma intenso, se percibe la madurez y la buena sazón de la fruta. Es como un caramelo de café con leche, en un paraíso de tonos tostados envueltos entre finas especias. Toque vegetal a pimentón seco, le vamos dando tiempo y espacio pues se siente y percibe, mucha carga y contenido. Surge de nuevo la fruta, tanto negra como roja, algo saltona y viva, sorprende dentro del marco serio y recio, lo nivela y dibuja un nuevo perfil más fresco y menos dominado por una crianza de lujo. Las especias son pimientas de todos los colores, madera de cedro y balsámico eucalipto. Al tiempo nos traslada a la resina, el carbón mineral, tabacos y vainilla.

La entrada en boca es fresca, melosa, con un toque algo dulzón, muy negro, la fruta es una compota densa y el toque tostado queda muy marcado, no llega a saturar pues se equilibra con una elegancia y un buen criterio de apretar sin ahogar. Un vino con carácter y personalidad, tanto la del elaborador como la de la zona. Hay que esperar para ser totalmente justo con él.

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