En la boca demuestra su grandeza a sus 22 años

Disfrutado durante la cata vertical de Mauro celebrada en Cocentaina el domingo 30 de Octubre.

Este vino se cató previa y posteriormente del resto de añadas (2000-2010) como “Vino de Mesa” a ciegas completamente (no sabíamos que podía ser Mauro ni una añada tan antigua del mismo).

Corcho que sale pero ligeramente deshecho y en varios trozos: bastante bañado en vino y oliendo bien para su edad (sin defectos).

Visual

Rojo picota claro acerezado con destellos ocres, de capa media tirando a media-alta, se ve limpio a medias ya que se aprecian notables precipitados. Se ve un vino evolucionado, ya viejuno y con el ribete cereza-transparente pero notables atejados/anaranjados. Buena lágrima.

Nariz

(Al inicio de descorchado y durante la primera hora)

Al inicio muy muy reductiva: algo de cuadra, desván, cueros, aromas animales, ligero etanal oxidativo que (me) recuerda a vinos viejunos de zonas como Rioja Alta, notas a brandy y cognac, más cueros y pieles,... notas bastante sucias y que no invitan mucho a beberlo de entrada.

(A las 5-6 horas)

Mucho menos reductivo, ya no hay apenas aromas a cuadra, los cueros están mucho más elegantes y la fruta negra en sazón aparece mucho más abundante, suave y todavía algo fresca. Las notas sucias han desaparecido y es “otro vino” que aunque un poco viejuno, ya tiene una nariz mucho más interesante y nada decaída.

Boca

(Al inicio de descorchado y durante la primera hora)

Al contrario que la nariz, la boca es fantástica desde el inicio: con fruta negra en sazón, muy sabrosa y golosa en el paso por boca. Se ve un vino todavía de buena estructura y cuerpo, con acidez de media a media-alta que lo hace muy fácil de beber. El tanino, sorprendentemente está ahí y existe, se nota en mucosas aunque ya muy elegante, pulido y dulcificado: lo cuál le hace ganar mucho en redondez en el un final bastante largo con fruta muy madura, maderas finas y terciarios de calidad (cueros, pieles animales y alguna nota reductiva/oxidativa) pero que, en general, lo rematan excelentemente bien.

(A las 5-6 horas)

La boca sigue rica, elegante y sabrosa. Seguimos teniendo frutalidad, acidez y cierto cuerpo y estructura. El vino incluso parece más elegante y ha mejorado con el paso de las horas oxigenándose a la intemperie.

Un Mauro de 22 años que parece ya algo pasado en fase visual y olfativa pero que, en fase gustativa, aún se sustenta muy bien y tiene una elegancia que hace que, cuando te lo llevas a la boca, se note que hay mimbres y nivel (hasta la nariz de inicio podría parecer un vino en ligero declive ya pero más normal en cuanto a categoría) pero en cuanto se lo lleva uno a la boca, sabe que no está ante cualquier vino.

En cualquier caso, somos realistas: ya ha pasado, probablemente, su mejor momento (óptimo) de consumo (que sería hasta hace 5-6 años aproximadamente); parece que puede haber iniciado ya hace un lustro su declive.

Sin embargo, es un declive lento, muy lento,... un envejecimiento y caída digna de un excelente vino (es un ejemplo de cómo todos los buenos vinos deberían ir apagándose paulatinamente con el paso del tiempo: con dignidad e intentando resistirse a fenecer dándolo absolutamente todo).

  • Mauro Cosecha 1994 Vino de Mesa de Castilla y León

    Mauro Cosecha 1994 Vino de Mesa de Castilla y León

  1. #1

    Nowhereman

    Yo probé un 1992 y aunque probablemente no son vinos con vocación de guarda, digamos que tienen una manera de ir cayendo pero con bastante dignidad y aportaciones interesantes.

    Saludos.

  2. #2

    Juanjosantos

    en respuesta a Nowhereman
    Ver mensaje de Nowhereman

    Lo sé :)

    Leí tu nota de cata del 1992. Nosotros tuvimos la suerte de poder ver la evolución hasta 6 horas después. El vino en boca estaba muy bien y en nariz sólo estuvo muy reducido y evolucionado al inicio, a las 6 horas también muy bien.

    Inicialmente la gente pensó en un "vino pasado" pero al llevarlo a boca las sensaciones que daba era de un muy buen vino, serio y ya nadie decía lo de "pasado", simplemente evolucionado pero con chicha todavía en boca (y perfecto para acompañar la comida).

    Como decía, el vino sin estar ya en su óptimo de consumo, está todavía muy bien para tomar y, como comentamos, caen con mucha dignidad.

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