Rosae 2015

Presentación llamativa, elegante. Color cebolla pálido, con toques cobrizos. Límpido.
Nariz: primer golpe de sulfuroso, que se irá yendo al mover el vino. Intensidad media-baja, de fresa madura y recuerdo a piruleta de fresa.
Boca: Entrada fresca, graso y aterciopelado, sedoso. Fruta muy poco marcada, como de fresas muy muy maduras y cierto toque de lácteos, inusual en un vino rosado de la Ribera. Acidez escasa, quizá enmascarada por el alcohol.
Vino elegante, con pretensiones (casi ínfulas) que nos ha dejado un poco fríos. Escaso de golosura, o de esa acidez rica que da más ganas de volver a coger la copa. Se le nota clase, es envolvente y serio, pero no nos ha terminado de llenar. Quizá el problema estuvo en nosotros, por esperar un rosado de tempranillo, prejuicio lógico, pues es lo que anuncia. Y lo debe de ser, pero diferente. ¿Mejor, no tanto? Para gustos. Para el nuestro, sin decepcionar, pues es interesante, faltó carácter de Ribera.

  1. #1

    Aprojo

    Añadir: recuerdo de naranja sanguina (gracias, maestro Higón), y valoración ciertamente positiva de ese toque de amargor, responsable en gran medida de la elegancia, aunque también, quizá, de la poca, y peculiar, expresividad de la fruta, no muy común en rosados (que haya probado)

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