Emotivo y gran vino.

Este vino tiene una historia muy bonita, lleva el nombre de la madre del elaborador del vino, Josep Grau.
Resulta que en los años 50 del siglo pasado los padres de Josep tuvieron que dejar su pequeño pueblo, Calaf, para intentar conseguir un futuro mejor en Barcelona. Florens era una mujer de campo y le gustaba disfrutar del huerto, de los animales, etc. La gran ciudad no le daba opción a escuchar el canto de los pajaros que oia en su pueblo, por eso le dijo a su marido que se llevaba un pájaro a la ciudad en una jaula.
El padre accedió aunque no le gustaba la idea de tener un pájaro en una jaula y por este motivo acordaron que cuando el pájaro muriese no habría otro. Para el padre de Josep era muy raro, pasaban los años y el pájaro no se moria.
Florens cuando veía que el pájaro envejecia se iba a la tienda y lo cambiaba por otro mas joven. Por este motivo este vino con el nombre de su madre tiene en la etiqueta un pájaro.

Y además el vino es una pasada, es un zumo de futas, donde la crianza esta en un segundo plano, es un vino muy borgoñon.

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