Tres años y medio después tenemos la fortuna de poder disfrutar de otra botella de este sensacional Riesling viejuno que tanto nos impresionó. Tengo que decir que la abrimos porque ví el tapón que empezaba a supurar así que no podíamos dejar pasar más tiempo. Abrí la botella y la dejamos respirar por espacio de 5 horas tras la experiencia con la anterior. Después la metimos en la nevera 10 minutos hasta que alcanzó los 9°C para su valoración.

VISUAL: Presenta un imponente color melocotón con reflejos dorados, brillante y muy luminoso. De lágrima fina, poco abundante, transparente y lenta (96).

OLFATIVA: A copa parada emana aromas dulzones de membrillo, orejones y melocotón en almíbar. Al poner en movimiento el líquido encontramos deliciosas notas tropicales de tamarindo, crema inglesa y mermelada de ciruela blanca. La verdad es que es un prodigio de nariz que no deja de ofrecer un sinfín de prescriptores: delicados apuntes de limoncello, un sutil toque floral de azahar y frescos recuerdos herbáceos a poleo-menta. Alucinante su complejidad de intensidad media-alta, digno de admirar en un vino blanco con 53 años a cuestas (95).

GUSTATIVA: En boca es cremoso, cítrico y de alta acidez. Intenso y muy amplio, nos llena el paladar de recuerdos azucarados de fruta escarchada con sutiles toques lácteos. En retronasal apreciamos apuntes frutales (ciruela blanca) y de membrillo así como notas de almendras amargas, un toque Amaretto maravilloso. Persistencia de tres minutos y 10 segundos con una sensación de elegancia, redondez y equilibrio descomunales, qué barbaridad!. Genial este Riesling, viejuno con todas las letras, delicioso, y la verdad... no se le ve una fecha de caducidad al muy cab*** ):(96).

La RCP como ya comenté fue excelente, 26 euros por esta joya es increíble.

MARIDAJE: En esta ocasión quisimos saborear el vino en todo su esplendor, solito y sin distracciones. El resto de personal no se podía creer que estaban tomándose un Riesling alemán con esa edad y en condiciones tan alucinantes. Yo con 53 hacia abajo y esta maravilla de la naturaleza hacia arriba y sin fecha de caducidad, qué envidia!

Salud-os!!

Este es el primero de los vinos de la cena de nochebuena. Se trata de un Riesling de la excelente añada de 1966. Hay que tener en cuenta en la década de 1960 la designación de "Kabinet" se utilizó para los mejores vinos de la finca, nada que ver con la actual designación "Kabinett" utilizada después de 1971.

Abrimos la botella con el abridor de lamas y afortunadamente conseguimos sacar el tapón íntegro. Lo dejamos respirar unas necesarias tres horas previas a la cata y lo servimos a 12°C:

VISUAL: Posee un color amarillo dorado, casi ocre, con reflejos cobrizos. Brillante y muy cristalino. De lágima untuosa fina y escasa. Impactante aspecto.

OLFATIVA: Al principio se mostró bastante cerrado, con notas rancias que desaparecieron por completo tras tres horas de aireación. Con la copa parada apreciamos fruta escarchada (orejones) . Al agitar se abre como un libro abierto, surge un desfile de aromas que atesoraba durante los últimos 50 años. Frutas de hueso, nísperos y albaricoque, florales de jazmín y azahar, herbáceos de tila y manzanilla y frutos secos (almendras tostadas). Seguimos con la nariz inmersa en la copa y detectamos recuerdos de mazapán y membrillo, así como un atisbo de comino y anís estrellado. Al final, en las últimas copas, muestra una cierta mineralidad (sílex, pedernal) para terminar con unas golosas notas dulzonas de caramelo líquido. Una pátina aromática maravillosa, que incita a oler una y otra vez pues parece no tener fin. Con una intensidad media-alta y de una complejidad asombrosa. Nariz espectacular y difícil de olvidar.

GUSTATIVA: En boca es muy lácteo, graso, con un paso por boca muy suave y de buena acidez. Asoma un carácter cítrico que recuerda a la piel de naranja con variados aromas retronasales, anís, hinojo y notas de frutas tropicales, piña y lichi. De una delicadeza sorprendente, aterciopelado y totalmente redondo. Su persistencia es media, sobre los dos minutos. Intuyo que puede sobrevivir varias décadas más sin despeinarse, pues su estructura es titánica. Decir que conforme pasaban las horas mejoraba ostensiblemente, se hacía más amable si cabe. La última copa tras 6 horas abierto fue sin duda la mejor, tomada como postre vamos... Riesling espléndido, embotellado el año que nací y en mucho mejor estado que yo.

La RCP fue excelente pues conseguimos tres botellas de esta joya sin precio a 26 euros cada una. Un regalo.

Fue el vino entrante de la cena y lo tomamos con un foie gras de canard, unas tostas de salmón ahumado noruego y unos langostinos de Vinaroz calibre 00 a la plancha. Para mi gusto el maridaje con el foie y con el salmón fue algo mágico. Esa cremosidad y su acidez desengrasaron a la perfección ambos platos. Gran Riesling señores, creo que el mejor que he probado nunca. Sencillamente delicioso y sobre todo...memorable!!