Corcho en perfecto estado, elástico, sin manchar en tres cuartas partes. De color rubí rojizo de capa baja, evolucionado, translúcido, con muy poca extracción. Limpio aunque presenta una gran cantidad de precipitado, finísimo, adherido a la base de la botella. Tímidos reflejos ambarinos y rojizos, mate, poco brillo. Borde amplio, atejado, apenas diferenciado del menisco.
Potente y esquivo al mismo tiempo. Contradictorio, barroco, con mucho retruécano y un montón de descriptores que vienen y se van: desconcertante. Hay unas curiosas notas iniciales reductivas que traen salazón, salmuera de limón, alcaparras curtidas y un fono yodado a calafate, brea, puerto pesquero... Hay que darle tiempo para que se temple. Va sacando un fondo cárnico al que se le suman maderas lujosas, cedro, cuero viejo, pimienta rosa, flores ajadas y un deje mineral a mina de lápiz, grafitos, hidrocarburos. Por su comportamiento parece más un vino del 59 que de su propia añada. Mala conservación? No parece el caso.
En boca es acariciante, fluido, completamente aposentado, diáfano, sin esa parte oscura que se obstinaba en ofrecer en nariz. Está desprovisto de tostados, con unos taninos de seda, y un discurrir elegantísimo. Su aparente falta de complejidad es eso, pura apariencia. Para nada un vino simple!! Su acidez es la ideal, revestida de fruta reducida, de un frescor envolvente, taninos cincelados. Gran equilibrio, tersura, ni una sola arruga. No se parece a ningún otro Imperial probado hasta la fecha. Merece su nombre.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2015/12/imperial-1960-gran-reserva.html