Tonos a miel, hojas otoñales, ocres y pátina oléica. Aromas a almendrados

Tonos a miel, hojas otoñales, ocres y pátina oléica.
Aromas a almendrados, salinos y yodo (se aprecia con nitidez el envejecimiento en bota, y las sacas periódicas); nariz muy elegante.
El trago no satura las papilas, por un dulzor muy bien compensado con la salinidad y la acidez; ensamblaje fino, alejado del socorrido aporte extra de azúcares; recorrido medio, con un postgusto glotón, que incita a repetir.

Queso: un "grande" sin discusión; pastizales abundantes que marcan la materia prima, una textura impecable - pasta homogénea, sin "brechas" al corte - y la contundencia de un producto de merinas, con el envejecimiento en bodega adecuado. Entrada suave, con un "rompimiento" acelerado en cremosidad y picor. Excelente.

El maridaje puede resultar novedoso, frente a los clásicos dulce-amargo, o la recurrencia a hortalizas y foies. Pero la vida está para probar cosas nuevas, y añadirlas a las ya vividas.

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