En la cata que hice de este vino, añada 2011, concluía con la siguiente frase:
"Un vino que sorprende por su procedencia (el desierto de Los Monegros), por su imagen (rompedora) y por su cata organoléptica."
En este caso, comienzo con ella, pues me vale también para este 2013.
Y añado: Me encanta el packaging de este vino. Es que da sed de verdad. Quiere ganas de abrir las botella y echarte un trago al coleto, oye.
Cereza de media capa con borde granatoso. Lágrima gruesa y lenta.
Sencillo y agradable en nariz, con notable intensidad. Aromas cálidos y dulces. Vainilla, frutitas rojas. Luego llega el cuero, la arcilla, la laca de uñas, dulce de yema de huevo...
Lácteos y cacaos en boca, buena acidez, paso grácil. Algún atisbo vegetal no integrado. Agua de flores. Prolongada acidez, puntito astringente.
Ay Señor, qué hombre!
¡¡Lo que hace la edad ¡¡ ya llegaremos.
Y espero veros en magnífica forma y comiendo y bebiendo de casi todo....como yo cuando no me ven. Saludos desde el Besaya.
Si analizamos el concepto, se puede tener esa sensación de forma clara.
Los aromas o sensaciones que percibimos en una cata, muchas veces son producto de la acción sobre un producto vegetal de levaduras o por acción de hongos, junto a aromas de flores en sí.
El agua de flores es algo similar, de hecho, cuantas veces hemos leído que es mejor añadir al agua una aspirina (antifúngico) o vinagre, a lo que se une al olor de la flor en sí.
Si miras en el material que nos dieron cuando realizamos la cata en Marqués de Riscal, hay multitud de términos, y si unes por ejemplo: “olor de la marea sucia”, junto a una flores….
Como verás no eres el único que usas ese término:
“Catamos un vino del 2010 de la variedad Querol, a la que se ha dado el nombre del pueblo donde se encontró la variedad. Lleva 16 meses en botella y estaba muy cerrado. Encontramos aromas de iglesia, atisbos de hojas verdes (nos dijeron, típicos de la Querol), laurel y confituras, con ligeros recuerdos de agua de flores marchitas, también en retronasal. La acidez era elevada, y tenía una nota amarga final un poco marcada”
Sí señor!
Enséñaselo al descreído ese, el Señor de la Costa Occidental!
Yo es un testigo que tengo muy claro desde pequeño, el agua de flores, y la distingo del agua de flores marchitas.
No quiero que se deprima. ¡Que está delicado¡
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