Probé este vino, después de haber sido uno de mis favoritos hace un par de

Probé este vino, después de haber sido uno de mis favoritos hace un par de años, alarmado por la nota de Juan Such. Color granate de capa alta con ribete en el que persisten vestigios del morado que exhibía hace dos años. Nariz de intensidad media, en la que se aprecian notas de fruta roja madura, compota, fruta en licor, muchos balsámicos, vainilla, buena madera y algo de verdor. Hasta aquí la cosa no parecía ser demasiado grave. Pero en boca encuentro que su estructura ha decaído. Está más ligero, con menor recorrido, mientras los taninos solo se han domado muy parcialmente y mantienen todavía cierto carácter secante. Acidez escasa y final desagradablemente amargo. Ciertamente este vino no es ni sombra de lo que fue. Conserva una nariz todavía atractiva, pero en boca se cae, ha perdido estructura, le falta acidez y entre tanto los taninos siguen estando duros. En una palabra: está desequilibrado. Me niego a poner la nota que merece ahora un vino que en sus buenos momentos se hubiera aproximado al 9.

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