Un clásico que no cansa

Amarillo pajizo muy claro y con lágrima abundante.

Aromas delicados a flor seca, levadura y miga de pan; fruto seco fresco sin cáscara (almendra y piñón) y un punto aceitunado.

Es punzante (punsa ;-)), cálido, con cuerpo y ligero a la vez. Muy seco, da sensación de acidez que no es real sino pérdida de glicerina y alcohol. Salino almendrado. Muy rico.

Cata del grupo En-Torno al Vino

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