Madera muy bien trabajada

Dorado limpio y brillante.
Buena intensidad en nariz donde predominan los aromas varietales del albariño con un tenue registro floral, frutas blancas de hueso, un marcado fondo herbáceo y de piel cítrica y un cierto tono de frutos secos y ahumados. Con el aire surgen trazas minerales. Siempre con un aire primario y una madera integrada.
En boca es un vino muy equilibrado entre grasa y frescura, con una madera claramente mejor trabajada que en añadas anteriores, buena acidez y un paso amable y con peso, dejando en el final recuerdos frutales, cítricos y ahumados, quedando un posgusto de fruta amarga. Bastante largo y muy armónico.
Un vino que cada año vemos que va creciendo dando protagonismo a una uva de gran calidad y con una madera menos protagonista, se nota un poco en la mayor concentración del vino pero suma y no resta, además tiene toda la pinta de ir mejorando con un tiempo más de guarda. Muy buen vino del amigo Antonio Cajide. Unos 16 euros.

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