En efecto, es uno de esos vinos que hacen posible lo que a priori parece imposible, que es conseguir equilibrio con tantos y tantos años de vejez. Un portento. Y ya verás la Bota 49, creo que todavía va un poco más allá en todo, esa es la Bota Ánsar Real, un mito. El amontillado más salvaje que he conocido junto con el NPI de Sánchez Ayala, la Bota 5.
Un abrazo y feliz año,
Eugenio.