Dorado pálido brillante.
No es muy intenso en nariz pero sí que resulta marcadamente sutil y sobre todo mineral, transmitiendo esos suelos volcánicos. Toques florales frescos, fruta algo más madura, recuerdos balsámicos y algo de piel cítrica, formando una paleta muy delicada.
En boca muestra un gran equilibrio entre frescura y amplitud, es directo y con una acidez muy marcada pero a la vez resulta algo graso y untuoso, con mucho recorrido. Final de frutas amargas volviendo esas sensaciones minerales. Buena persistencia.
Los Etnas, tanto rossos como biancos, son indudablemente los vinos más personales de Sicilia, vinos donde la marcada expresión volcánica de estos suelos queda patente, expresando finura y mineralidad. Un blanco complicado de ubicar a ciegas, distinto. No es barato (unos 35 euros), pero merece la pena.