Vino encerrado en una botella bordelesa de fondo hundido. Buen corcho y original etiqueta. Son botellas numeradas, esta es la nº 1319. Etiqueta con buena informacion de su elaboración y crianza.
El vino se presenta de un bonito color amarillo-dorado no muy intenso, cosa que me sorprende por ser un vino fermentado en barrica de roble, una permanencia en las mismas de 12 meses y otros 12 meses en botella. Limpio y brillante. Buena y gruesa lágrima que se desliza con pereza por la copa.
En nariz buenas y presentes frutas cítricas, tropicales, flores blancas, madera imperceptible, algunas notas de frutas tropicales, piña.
En boca es elegante, fino, sabroso, mineral, con cuerpo, equilibrado, muy varietal, vuelven a retornar las frutas de la fase olfativa, madera muy bién integrada, predominando la varietal y sus frutas sobre la madera. Presente acidez que invita a beber y que le dará años de vida. Elegante y sabroso paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permancia en boca de 3,30 minutos. En fin un vino en el que se han esmerado en su elaboración.

A la vista se presenta con un color amarillo, con los ribetes y destellos dorados, limpio y brillante junto con una buena lagrima. No es un color muy evolucionado para su contacto con la madera.

En la nariz tiene una buena intensidad para ser un blanco aunque su evolución la madera le acompañe, con los detalles varietales muy por encima de los de la madera.

En el paso por la boca, bien de acidez, con la fruta pegándose con la medar y con las lias con poco protagonismo.

Etiqueta especial colgada sin adherir a la botella.

Reconociendo que los albariños no son mis blancos preferidos, reconozco que es un muy buen vino.

Cata realizada con el Club de Catas Círculo de Recreo, de Torrelavega en Cantabria y una semana antes en la feria de vinos celebrada en Santander.