Versátil y sin complicaciones

Lo primero que me sorprendió de este vino fue la etiqueta. Desde que lo saqué de su caja y la vi por primera vez inmeidatamente me vino a la cabeza: Navidad. Sí, ese rojo brillante, esos rombos negros con bordes dorados que parecen copos de nieve.

El vino es de color rojo picota con algún amago de nota más rojiza en el ribete y capa media. La lágrima es densa pero no tiñe el cristal, es una manta transparente, casi una ola.

Los primeros aromas que asomaron eran dulzones y claramente amaderados (vainilla, canela) pero sin ocultar del todo una incipiente fruta roja. Animados por la aireación, la humedad del musgo y unos tímidos balsámicos de pino empiezan a aflorar nadando en lácteos, es como un capuchino avainillado sobre el que se hubieran esparcido frutillos rojos y cacao junto a un after eight. Con mayor oxigenación aparecen chispas de pimienta blanca con picante. La humedad aumenta, la sensación alcohólica en nariz se incrementa.

En boca tiene una entrada amable con un punto de potencia. La madera es de nuevo protagonista con toques avainillados y sabores tostados. En el tapiz de fondo se aprecian especias incipientes. La fruta que empieza a asomar tiene el matiz ácido de la fruta roja que le aporta frescura, muy de agradecer para compensar la madera. Su paso por boca acaba dejando un punto de amargor, como una chispa que lo aviva.

Es un vino amable, sencillo, que ni busca ni requiere complicaciones, que da lo que ofrece y es excelente acompañante de carnes y guisos.

Cata de ©Puck

Recomendado por 1 usuario

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar