Color rojo picota, de capa alta, lágrima abundante. Intensidad media-alta. Aromas a maderas (vainilla, notas lácticas) y fruta madura (frambuesas y moras), regaliz, mentoles; el alcohol tiene un elevado protagonismo, lo que le confiere una mayor facilidad y un toque goloso potenciado por la presencia de notas lácticas. Al principio salen aromas de reducción que se van con la aireación. En boca se muestra potente. El tanino es suave y considero que es un vino para beberlo ya. Lo veo justo de acidez -se trata de una acidez láctica-, ésta se marca al inicio de la lengua. En la parte posterior se convierte en amargoso -lo cual es uno de sus defectos ya que no deja una impresión placentera-. No deja un posgusto de interés. Buena concentración y volumen. Longitud justa dada su acidez. La primera copa entra bien, luego se hace pesado. Me gustaría un menor nivel de alcohol ya que este tiene un protagonismo también en boca. A pesar de no haber despalillado la mitad de los racimos, no se aprecian notas de verdor en el vino.

Picota, capa media alta, ribete violaceo, muy joven.
Nariz con mucha fruta, floral, notas de vainillas. Boca muy frutal, láctico, con la madera que se nota pero no sobresae, tanino suave/dulce, predomina el recuerdo láctico (quizá demasiado para mi gusto), largo, buena acidez. Un vino fácil de beber

A la vista se presenta con un color picota con reflejos y bordes cardenalicios y con una buena lagrima y capa más bien alta.

En la nariz tiene alta intensidad, con la fruta de tipo madura que pondera, detalles de especiados y de mineralidad.

Al paso por la boca, resulta con un punto de golosidad, una buena acidez y la fruta ponderando sobre la madera. Fase final larga.

No conocía este vino, pero una vez más acudiendo a bodegas Monasterio, Pedro nos saca estos detalles en vino, que siempre nos resultan interesantes.

Me ha gustado y espero repetir nuevas añadas, pues he leído en algún lugar que la añada del 2011 viene pegando fuerte.

Vino abierto con una media hora de antelación y catado sin decantar.

Color rojo picota, ribete violáceo, capa alta y lágrima que tiñe ligeramente la copa.

En nariz hay buena fruta roja madura, por momentos tirando a negra. Aparece algún toque especiado y ni rastro de la madera.

En boca tiene una entrada potente, tiene un punto alcohólico que quizás sea demasiado pero hay fruta, la madera no se aprecia tampoco en este caso. Persistencia media.

Es un vino al que se le nota el alcohol algo más de lo deseable pero no por ello pierde la frescura, se bebe fácil.