Serio y con ganas de agradar desde ya.

Es una nariz seria frente a la de otros Albariños de su añada. Hay pera Williams, albaricoque y pedernal. Tiene frescura y acidez pero no son sus estandartes, es sin duda un vino para ahora, como para largo.
En la boca salen las frutas blancas y un ligero (que no ausente) aspecto a pulpa de cítricos, piel de albaricoque, con mucha longitud y persistencia. Ahora no sale el dulzor pero lo guarda, con ciertos apuntes de membrillo y piña. Le seguiré la pista.

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