¡Olé y olé!

Han transcurrido 11 meses desde la última botella que probé de este vino y compruebo que ha ganado en finura, equilibrio y grandeza.
A la vista sigue con su capa media alta, incipientes y leves notas teja en su menisco, en el que predomina el color granate, buena, abundante y perezosa lágrima en su deslizamiento por la copa.
En nariz percibo más intensidad de sus frutas rojas y negras en sazón, madera imperceptible, domina la fruta. Como debe de ser y no siempre sucede en algunos vinos. Notas balsámicas, leves y finas vainillas y de pimienta negra.
En boca está ¡genial!, elegante, equilibrado, con potencia, carnosidad, un vino con volumen, sedoso, con una presente y elegante acidez que invita a beber y beber, ¡lástima de los 0,75 L.!. Con una muy buena carga de fruta. Resurgen las frutas apreciadas en la fase olfativa. Madera de su crianza imperceptible. Taninos domándose. Gratííísimo , sedoso y elegante paso de boca . Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,45 minutos. Espero con impaciencia la feria de Toro para catar la última añada.

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