Tenia ganas de visitar este Restaurante, para forjar mi opinión personal, básicamente por lo disparidad de los comentarios obtenidos.
El caso es que a mi me gusto, ya nada mas entra en el Hotel y sentarme en el Bar, pude apreciar una atmósfera y un feeling que irradiaba “Buen Rollo” Y efectivamente luego comprobé que así era!
Muy Original y correctísimo todo!
Cosmopolita y atrevidísima apuesta con pinceladas muy juveniles y desenfadadas, dentro del mas velado Glamour Condal!
Magnifico en todo, pensado y estudiado: Cristalería, Mantelería, Cubertería y Vajilla.
Buena la bodega, atentísimo y correcto el servicio.
Y como debe de ser, el aspecto culinario, el gran protagonista! Cocina moderna y muy original, imaginativa y sorprendente!
Quizá, el precio, cuando te sales del menú de maridaje, éste aun por redondear, pero el caso es que aun así esta siempre lleno!
Muy Recomendable, Divertido y Original!

Visitamos este precioso hotel, de ambiente minimalista y que cuida con esmero los detalles. La decoración es digna de ser vista. El trato al vino bueno, copas Riedel y una vez abierto el vino traen el corcho para su valoración. La carta de vinos sencillamente ingente. Precios razonables (tomamos un Viñas del Vero Clarión por 14.5 EUR). Hicimos el menu degustación sin maridaje, servida con cubertería Jumbo. Cuidada materia prima y los platos... bueno... para gustos los colores: en global bien, pero sin llegar a ser excepcional. Los postres con la conjugación perfumes atrevida y bien resuelta. Precio con vino 85 EUR p/persona. Dada la RCP, tardaremos un tiempo en repetir.

Estuvimos el sábado 12 de marzo, llegamos a las 10.15 y empezamos a cenar a eso de las 11.30, anteriormente nos habían atiborrado a panecillos.La carta de vinos tardó en llegar puesto que hay un sumellier para toda la sala y estaba lleno. Trajeron el vino 15 minuto antes de la cena, pedimos un Fransola de Torres y más tarde un cava, Bertha, temperatura correcta de ambos. Los platos buenos, bien elaborados,pedimos tres y un postre, la espera entre plato y plato pelín larga, salimos a 150 por pareja. Hace falta mejorar el servicio, ganarían mucho. El local es precioso, vale la pena cenar allí solo por verlo, por lo demás, satisfecha, pero no creo que vuelva.

A mi me decepciono. Solamente los postres me parecieron interesantes. La cocina no estuvo a la altura de lso hermanos Roca.

En su línia, con un exquisito diseño y cuidados materiales, acogedor por su comodidad, y un servicio en el lobby muy atento, tanto en invierno con la "llardafoc" o en verano con un aire fresco se puede disfrutar de una buena charla en los sofás de santa & cole que te llaman ser sentados. la cena me sorprendió por el maridaje de cada plato, ya que la copa se termina antes de poder apreciarla con el plato en cuestión, las raciones pequeñas pero suficientes para poder diversificar en gustos, una aventiurilla en el paladar con las nuevas técnicas de la cocina de hoy (los "germans Roca" en su posición excelente). Quizá me pareció descuidada la atención en la cantidad de vino que restaba en la copa, lentitud y cierto despiste en mesa. Aunque en exceso su precio, voy amenudo a disfrutar del lobby con una copita de vino o un café que es excelente. la verdad es que da gusto sentarse en Omm.

Fantástico. El servicio rápido, atento e impecable (quizá porque fuimos a primera hora) Tomamos menú Joan Roca con maridaje autómatico y fue increible aún me acuerdo de la vieira, y del cochinillo maridado con astrales y el muscat frances con la adaptación del último perfume de Ferragamo. En cuanto a lo leido en otros comentarios, la sala no me pareció ruidosa. Volveré (en cuanto ahorre)

(Continuación, que no me cabía el comentario)
Además son de los restaurantes que se llevan la botella a una mesa de apoyo, por lo que cuando te quedas con la copa vacía te estás 5 minutos desesperado y con ganas de dar 10 zancadas a buscarte tú mismo tu vino, no eran muy rápidos en el tema, la verdad.
En cuanto a la carta de vinos, es incómoda de manejar, ya que es medio metálica, pesa mucho, y no aguanta bien las páginas cuando vas por la mitad, y además no me gusta cómo está organizada, por orden alfabético y no por zonas. Todo mezclado. Será el diseño.
En cuanto a la cena, deben haber aumentado las raciones, yo no las ví tan pequeñas como comentabais. Encuentro muy escasa la cantidad de platos para poder escoger, supongo que están muy enfocados a que pidas su menú degustación, y por eso el resto de opciones son escasas.
Los platos que pedimos no estaban mal , sin ser nada del otro mundo, hasta que llegamos al tercer plato y nos traen un filete al Logouvin, que cuando empezamos a

¿Han cambiado al jefe de sala?¿se ha ido el sumelier?
No me lo podía creer, con los comentarios tan buenos que me habían llegado, ¡qué desilusión!
Ya de entrada la sala me pareció demasiado fría y ruidosa, con toques de diseño, pero no acogedora. Nos acompañaron a la mesa y nos dejaron casi 10 minutos sin que nadie se acercara a interesarse por nosotros.
Finalmente nos traen la carta y escogemos platos. No hicimos el menú maridaje, y en cuanto a vino preferí una única botella para toda la cena: un Merlot Merlot de Enate.
Empezaré por esta botella. En la carta de vinos especificaba añada 2000, a 43€. Cuando nos trae la botella la enseña y veo que es del 2001. Le digo que me parece bien pero que en la carta ponía 2000, y me rebate que imposible. No le discuto, pero a los 5 minutos me viene a pedir disculpas y decir que era un error tipográfico. Nada, la abre, la pruebo, y le cometo que bien, pero que está caliente, a 21 o 22º, que si la puede enfriar hasta 18 o así. Me vuelve a discu

Poco que añadir. El menú “Joan Roca” hace honor a su nombre y el maridaje de cada plato forma un binomio imposible de separar y de superar. Recurriendo al comentario de Valentí, a mi las raciones me parecen correctas y las copas (Riedel) no son todas iguales, para los tintos son más grandes (quizá leyeron tu comentario). Comida, bebida y servicio impecables (con un sumiller atento, cordial y didáctico) y el entorno muy confortable. La única pega es la moda ésta de la tenue iluminación que impide ver correctamente los colores de lo que hay en el plato (no le pongo el 5 por ese motivo).
Creo que ha nacido un referente en la ciudad, por la extrema calidad de su cocina y por el concepto de maridaje de alto nivel. En mi opinión, la gran virtud del maridaje es conseguir complementar platos de la más alta cocina con estupendos vinos (que no sólo aguantan perfectamente el plato sinó que lo complementan) y que no tienen precios excedidos, evitando que la factura se vaya por las nubes (eso dem

La delicada cocina de los Roca, en un entorno obra de los gurús actuales de la arquitectura y el diseño. Deliciosa una, relativo el otro. Pero lo esencial es el concepto de restaurante de maridaje, los platos carecen de sentido sin el vino que los acompaña. El equipo de sumilleres puede sustituírlos si los propuestos no convencen. La carta de vinos, todavía en elaboración, promete ser de las más completas, según el modelo del Celler de los hermanos.
Dos peros. De las raciones dicen que son medias, pero a mí me parecen de tercio o de cuarto, exageradamente mínimas. Y también el de las copas, siempre las mismas, de una estrechez que impide apreciar el aroma de ciertos vinos, en especial tintos.
En definitiva, local al que conviene ir de vez en cuando, para darse un baño de sensaciones, fuera de los caminos trillados. El goce es posible a partir de 65 EUR por cabeza.