Restaurante Baluarte en Soria
Restaurante Baluarte
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
40,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo noche y lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
60 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.5
Comida COMIDA
8.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.9
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Coulant de chocolate con sorbete de mandarina
Crema de tomate con granizado de queso
Ensalada de pimiento con ajo blanco y chicharro marinado en casa
Opiniones de Baluarte
OPINIONES
12

Le gustan a Oscar estos colores en sus salsas y reducciones. Las elabora con paciencia y acierto acompañando escabeches, gambas o pescado. Una cocina de altura que posee versatilidad y elegancia. Una sala amplia milagrosamente atendida por dos personas y las ayudas de el propio Oscar y alguien más. Cuatro para sostener la estrella, admirable¡¡. Buena carta de vinos, con múltiples referencias y una política de precios cuya utilidad no sé cual es  ( por los altos precios, claro). En cualquier caso buen servicio, ágil , rápido y cómodo . Grata experiencia. Una cocina delicada, mirando a la tierra, tiene mérito¡¡

Este comentario es sobre unas jornadas que ofrece el hotel López de Haro, en su restaurante, aunque quizás hubiese quedado mas propio reflejarlo como tal, he preferido comentarlo como si fuese en el Baluarte, ya que el propio Oscar García dirigió la cena, y puesto que en su día no Sali muy satisfecho de mi primera visita en Soria, este comentario es sobre el mismo cocinero.
Es un menú cerrado con vinos, si no recuerdo mal 100€.
Puerro asado, mantequilla de Soria acida y trufa negra y alcaparras, con champagne taittinger Folies de la Marqueterie, antes una croqueta de rabo de toro deliciosa, y el puerro no se quedó atrás, mucho sabor.
Tubérculos con trufa y jugo aromático de jengibre y apio nabo (pimientas, lemon Grass), regado con blanco Chivite 123 fermentado en barrica.
El mismo blanco para el pate de pichón con solomillo de corzo, setas de temporada, jugo de caza y trufa de invierno, los pases llenos de sabor y técnica.
También con el mismo blanco pasamos a una deliciosa cuajada de oricios, huevo y trufa, huevo batido al baño maría con trufa, caviar Belluga 8 años, cuchara de arriba abajo, sin mezclar, delicioso.
Langostino de tierra (medina del campo), los marcan en plancha, poco, acompañado de una emulsión de alga kombu y los corales del langostino, vegetales marinos(algas) y acabado con miso y como no, con un poco de trufa rallada, aquí nos sacaron el tinto de Chivite Legardeta Syrah, yo preferí seguir con el anterior blanco, muy bueno el plato.
Guiso de caza menor, pasta wonton, jugo del propio guiso, crema de tupinambo y aire de champiñón, y por supuesto trufa, aquí si fue mejor el tinto anterior.
Tarta de queso de Oncala, trufa y vainilla, con la vendimia tardía de Chivite, deciros que pedí un poco más, sabor a queso, ese punto salado que me chifla.
Trufal dulce con helado cremosos, recreando un campo de flores, crema de almendras, tierras de cacao y remolacha, crujientes de boniato y rebozuelo, kamote, merengue de trompetas de la muerte, un remate excelente, con vendimia tardía.
En resumen, una bonita velada , esto demuestra que con una sola visita a un restaurante no se hace cátedra , fui a Soria a las jornadas de setas y hongos , y no Sali muy contento , viene Oscar a Bilbao , sin estar en su casa , aunque este hotel y su restaurante lo ponen todo de lujo , pero no es lo mismo , y me encanta su cocina , por eso hay que dar mas de una y dos oportunidades , eso si a la tercera me planto .

Cuando las expectativas son altas, suele pasar dos cosas o sales pegando botes o sales con cierta decepción.

El local esta cerca del centro, bueno Soria es una ciudad pequeña, nada esta lejos, después de probar los famosos torreznos, muy rico y un poco de marisco de Soria, recomendación del amigo Aurelio nos acercamos hasta Baluarte.

Según entras a tu derecha, bajando unas escaleras tienes el comedor, con ocasión de las jornadas de boletus, tenían un menú de este extraordinario hongo, quizás por eso había varias mesas de grupos, el local a tope y mucho ruido.

Tardaron un poco en atendernos y hasta la mitad del menú la cosa fue más bien lenta, di que nosotros, fuimos cuatro amigos, teniendo vino en la mesa, no se nos hizo pesada la espera, al final de la velada se disculparon y nos invitaron a un chupito.

Empezamos con una infusión de boletus , sabrosísimo , hasta el punto que hubiese jurado que era un caldo de jamón , pero al final de la comida el joven chef , cuando se lo comente , me dijo que era una reducción de varias setas , entre ellas la siitake , alga kombu , etc.

Setas de otoño, plato de boletus, con espuma, flores y demás abalorios, otro plato muy sápido, nos gusto.

Bombón de pimientos de temporada con hongos al ajillo negro y velo de panceta, otro plato que mantenía un buen nivel de sabor y presentación.

Ravioli con pasta fresca rellena de boletus, foie, boniato y aire de trompetas de la muerte, el enunciado lo dice casi todo, seguimos con sabor y armonía otoñal.

Huevo con panceta de Soria con hongos remolacha y ensalada liquida, versión huevo berrasategui, un plato también a buen nivel.

Ñoquis hechos en casa a la boloñesa de boletus, aquí empezó a bajar la cosa, ni pena ni gloria.

Caldo de garbanzos con trufa de otoño y migueles, se nos fue desinflando el menú, además coincidimos los cuatro en la apreciación.

Cigala con edulis, la cigala, para mi muy hecha.

Pechuga de pato con escabeche de setas, correcto.

Hongo dulce, una esponja deshidrata de hongo, rica, salada, sápida y una crema de queso, de poco sabor.

Castañas, edulis y chocolate, cremas, galletas y helado, rico también.

Pedimos un poco de queso, para acabar el vino, agradable, y no nos lo cobraron, dos cachos para cada uno, pero se trataba de acabar el ribera del duero.

Tema de vinos , la carta no me pareció muy extensa , empezamos con un tinto , antidoto , a 18€+iva , continuamos con otro Ribera , La Loba , mejor y también mas caro , 35€+iva , y acabamos con un vino , que me gusto mucho , Silentium crianza a 20€+iva , aunque no se si este ultimo precio corresponde al crianza , ya que en la factura me pone reserva , os explico .

Pedimos el silentium de autor, pero después de un rato nos dijeron que no tenían , decepcionados , pedimos el reserva , tardaron bastante , cuando reclame el vino , nos dijeron que no tenían tampoco , la verdad no sabia si llorar o echarme a reír , al final pedimos el crianza de la misma bodega , nos gusto el que mas , el caso es que lo comente en la reunión final con el chef y el joven , uno de los dos que nos atendió y me comento que debía ser un error pues si había reserva , seguía el festival del humor y el caso es que cuando me he puesto a comentar el local , miro la factura y me pone “silentium reserva “ , pero coño , si me he bebido el crianza y menos mal que hago fotos a todo , porque ya me habían hecho hasta dudar .

En resumen, un menú de 56€+iva, en el que brillaron, cuatro platos, los demás correctos, con un servicio lento y con un servicio de vino inexistente, traer botella, cambio de copas y lió con los vinos, mi gozo en un pozo.

Engaño, entre comillas a unos amigos para acercarnos a Soria a propósito, para comer en este local, que yo he recomendado sin conocer y por cierto con éxito y va y me toca el día malo, malo de cojones, sobre todo en cuanto a la atención, el menú bien, sin mas.

Posdata: agradezco la invitación al café y chupitos y los trozos de queso, pero es que el viaje para esto no mereció la pena, aun así sigo recomendándolo si estas por Soria, un día malo , no dice nada de un local que tiene muy buenas referencias .

Fin de semana en Soria y dos premisas claras, probar la cocina de Baluarte y La Lobita, dicho y hecho.
En este cenamos el viernes, situado a escasos metros de la zona peatonal, el comedor ocupa una especie de semi-sótano, muy amplio, bien iluminado, con mesas de buen tamaño, muy bien vestidas y con con vajilla, cubertería y copas de calidad.
Recibimiento atento, camareros muy profesionales, pero eché en falta alguien en sala que lleve un poco la voz cantante y explique la filosofía del restaurante, no me vale tener un cocinero de la hostia si luego no saben plasmar esas sensaciones en sala, no se si me explico.
Bueno al tema, para cenar optamos por el Menú Boletus 2015 a 56€:

- Infusión de boletus
- Setas de Otoño
- Bombón de pimientos de temporada con hongos al ajillo negro y velo de panceta.
- Ravioli de pasta fresca rellenos de boletus, foie, boniato y aire de trompetas de la muerte.
- Huevo con panceta de soria, con hongos, remolacha y ensalada líquida (versión huevo de Martín Berasategui)
- Ñoquis hechos en casa a la boloñesa de boletus
- Caldo de garbanzos con trufas de otoño y migueles
- Cigala con edulis
- Pechuga de pato con escabeche de setas
- Hongo dulce
- Castañas, edulis y chocolate

Sin duda los dos mejores platos fueron el huevo y el ravioli.

En cuanto al vino, disponen de una carta de un corte mas bien clásico y con precios mas bien subidos.
Para la ocasión optamos por un vino de la zona, La Loba 2012 a 35€, un Ribera del Duero algo mas fino y elegante a lo que estamos acostumbrados habitualmente. Preguntamos al camarero que tal este vino y nos dice que muy bien, que ha vendido dos botellas la semana anterior (cara de circunstancias)
Terminamos con unos chupitos de orujo invitación de la casa.
Y al marchar tuvimos una breve charla con Oscar García.

Un sitio recomendable, pero que le falta algo de chispa para enamorar.

Cuando uno venía a Soria, en el pasado, a la hora de la pitanza se encontraba que la oferta existente no pasaba de la cocina tradicional, en el más estricto sentido de la palabra.

En la mayor parte de los establecimientos, se rendía culto a la cocina regional, sin más, sin alardes de modernidad, de revisión de conceptos, sin aires innovadores. Tan sólo había un establecimiento, un poco alejado del centro, donde se rendía un trato preferente a la trufa, en múltiples preparaciones, ello hacía que la factura subiera y tal vez por esa razón, salvo los comensales inquietos, que en todas partes existen, el gran público, mayoritariamente, no se acercaba excesivamente por aquel lugar, preferían llenar los locales más clásicos, tradicionales, que elaboran una buena cocina, pero más predecible, más rutinaria.

Pero los tiempos cambian, y los aires de modernidad culinaria también han llegado a Soria, hay una generación de establecimientos, que sin abandonar sus raíces, aportan una nueva visión, nuevos tratamientos del producto, presentaciones. Los inquietos, ya tenemos otro aliciente, además del románico, las ruinas históricas (Numancia), los castillos árabes (Gormaz), el gótico (Burgo de Osma) o los pueblos medievales (Calatañazor), ya tenemos locales más a nuestro estilo.

Según los entendidos, en esta ciudad, el más interesante es Baluarte, ubicado en un edificio monumental, cerca del centro, con un parking público a precios de Soria, a menos de 100 metros, y que nada más entrar, te encuentras en un espacio muy luminoso, muy agradable, muy tranquilo y muy bien atendido.

Pero hablar de Baluarte, significa hablar de Óscar García, mejor cocinero de Castilla-León 2013, chef joven, que manteniendo la tradición culinaria castellana, ha sabido innovar su tratamiento para darles unos aires de modernidad, que hace que su local tenga una importante proyección y reconocimiento.

Trabaja con carta, y también con menús, que varía en función de la estación del año y del mercado: trufa, setas, verduras, etc. Al momento de la visita tenía, vigente, un menú especial de Semana Santa, compuesto de:

Empezamos con una Croqueta de Bacalao, a modo de aperitivo, dorada exteriormente, en su punto justo, nada grasienta, e interiormente muy jugosa y sabrosa.

Y comenzamos con el menú propiamente dicho:

JUGO DE ESPÁRRAGOS CON VIEIRA Y GELATINA DE POMELO. Buena combinación, punto cítrico muy interesante, la espuma con sabor intenso a espárrago, viera muy bien tratada.

VERDEL ESCABECHADO CON AGUA DE TOMATE. No estaba nada mal, el agua de tomate excelente.

BOMBÓN DE CALABACÍN RELLENO DE HONGOS Y GAMBAS. Se recomienda tomarlo de un bocado, yo lo abri para ver el contenido, y si tenía hongos y gambas, estaba bien, pero un poco escaso de sabor, un poco más de sal, le hubiera realzado.

TRUFA DE PATATA CON PANCETA GUISADA. Lo mejor de la comida, panceta cocida a 45 grados durante 12 horas, tierna, jugosa, nada fuerte, la patata, exteriormente con polvo de trompetas de la muerte, con un jugo hecho con ajo negro. Plato para repetir y recomendar.

NUESTRO REVUELTO DE SETAS DE TEMPORADA. Plato más visto, no está mal, pero no aporta gran cosa, aunque la seta es de buena calidad.

MERLUZA AL ESTILO DE LA ABUELA. Impresionante, no tiene nada que ver con los rebozados a los que estamos acostumbrados, sin piel ni espinas, un rebozado muy ligero que no resta sabor. Un punto excelente.

CANELÓN DE RABO DE TORO CON CREMA DE PATATA AÑAVIEJA. Lo mejor la pasta del canelón, fina, casera, y la crema de patata con un toque de garbanzo, muy rico, la carne, más convencional.

TORRIJA CON SORBETE DE VINO Y FRUTOS ROJOS. Torrija más normal, a pesar de que el sorbete tenía un sabor muy intenso, potente, que por sí sólo, daba importancia al postre.

CHOCOLATE EN TEXTURAS. Sorbete de chocolate con leche, regusto a pimienta, y como base, un aire de chocolate blanco, que para los chocolateblancoadictos como yo, justificaba el plato.

PRECIO MENÚ SIN BODEGA 44 € IVA incluido.

Con nuestros cafés con hielo, agua y casi sin vino, por aquello de la conducción, ponemos fin a esta grata experiencia.

Sólo me resta recomendar esta lugar, cercano a Madrid, ahora que viene el buen tiempo, puede ser un lugar donde reponer fuerzas después de apreciar tanto arte como tiene entre sus calles.

Feria de la trufa en Soria y son muchos los restaurantes que ofrecen un menu degustacion. Estabamos en la feria en Abejar y no quisimos repetir el menu alli ya que el año pasado no salimos muy contentos. Estamos bastante cansados de platos con sabor a trufa y digo sabor porque no hay trufa sino los dichosos aceites aromatizados que personalmente me remueven el estomago y me llevan a digestiones de horas y horas.
Por otra parte la opcion de Baluarte no acababa de convencerme ya que nuestro paso por alli fue de aprobado nada mas pero como recientemente foreros de fiar (G-M, Argug, etc) han hablado maravillas de la cocina de Oscar , decidimos repetir…. Y que repeticion ¡¡¡

Teniamos mesa para 4 personas a las 14:00 y como empezó a nevar acudimos diez minutos antes. Nos recibieron atentamente indicandonos que les dieramos 5 minutos para terminar de preparar todo. En fines de semana solo ofrecen el menu de trufa y me pareció un acierto ya que la cocina y el servicio funcionaron con total precision y sincronismo con todos los platos y mesas ( se lleno y doblaron varias mesas). No hubo ni un minuto de mas de esperas en ningun momento.

Con el menu recomiendan 3 vinos pero nosotros preferimos pedir algo de la carta que es variada y a precios algo menos de x2 lo que es de agradecer.
Nos decidimos primero por un Pruno 2012 algo verde aun y luego un Valtosca syrah 2011 excelente.
En cuanto al menu los platos fueron todos de sobresaliente . Ni una sola gota de aceites aromatizados. Todos los sabores conseguidos a base de muchas horas de reducciones, cocciones, etc y en todos con la ralladura de trufa natural sin escatimar cantidad. Fueron los siguientes:
• Aperitivo de crema de queso de Oncala con aceite de miel. Rico para abrir boca. Por supuesto con trufa rallada
• Taglatelle de tuberculos , queso y trufa. Algo extremadamente sencillo ya que son laminas crudas finisimas de zanahoria , apionabo y algo mas de no identifique sobre una cama de crema de queso y de nuevo la trufa rallada. Rico
• Hortalizas, gambas y caldo de setas. Tremendo . Para beberse un litro del caldo
• Pichon de Tierra de Campos en dos cocciones con pure de apionabo: Muy rico.
• Yema de huevo en salmuera de trufa con clara de champiñonesy hojas crujientes. Perfecto. Aquí ya estabamos entregados.
• Matanza con trufa y patata. Este plato fue el que me dijo menos. Se trtaba de una costilla cocinada a baja temperatura, un torrezno y una albondiga de oreja y pata. Muy bueno todo pero menos resulton por asi decirlo
• Foie con garbanzos y trufa. De nuevo subidón. Crema de foie en el fondo con los garbanzos y trufa que se termina en la mesa añadiendo caldo. Casi llorabamos
• Ravioli de conejo al azafran. Aunque ya estabamos muy llenos y el plato es contundente pudimos dar cuenta de él. Muy rico
Postre
• Remolacha , queso , helado de trufa y te negro. Pense que solo lo probaria porque estaba al limite y no soy de postres y menos de helados. Pues no dejé nada de nada. El helado espectacular y la mezcla del resto de ingredientes con un fondo de sabor a canela y coco era adictivo. Como invitacion de la casa una copa de un estupendo PX de Toro Albala
Terminamos con cafes.
Al salir salió Oscar Garcia de la cocina para ver si todo habia ido bien y le felicitamos de corazon.

En resumen, una esplendida comida de las que dificilmente se olvida. RCP muy buena ya que el menu es 54 € y con todo pagamos 63 € por persona. Recomendable totalmente y por cierto.... Echo en falta el 9,5 para la puntuacion

Gran comida en el Restaurante Baluarte, del reputado chef soriano Óscar García. Supuso el “fin de fiesta” de la magnífica "Jornada de Exaltación de la Trufa Negra de Soria" auspiciada por la recién nacida Academia Castellana y Leonesa de Gastronomía y Alimentación, jornada a la que tuve el honor de ser invitado.

El restaurante se halla ubicado en un sólido edificio monumental de la calle Caballeros, rabiosamente céntrico, junto a esa joya románica que es la Iglesia de San Juan de Rabanera.

La sala aúna todas las ventajas de la modernidad y del clasicismo. Así, el habitáculo es amplio, espacioso, techos altos, preciosos ventanales… pero está absolutamente reformado adecuándolo perfectamente a su función de restaurante de nivel.

Para esta ocasión habían dispuesto una imponente mesa que ocupaba toda la sala, el restaurante estaba cerrado en exclusiva para el citado evento, algo de agradecer y lógico por otra parte ya que el número de comensales superaba la treintena.

Dotación estupenda: mantelería, vajilla, cristalería, cubertería… ¡todo preparado para el disfrute!

Mientras degustábamos una deliciosa cerveza artesana de trigo soriana llamada Caelia, el presidente de la mencionada Academia, el prestigioso escritor e historiador gastronómico Julio Vallés, tuvo unas palabras de agradecimiento para todos los intervinientes en la jornada, en especial a los responsables de la cervecera, a los “guías” de la recogida de trufa y al chef y su equipo.

Como ya avanzó el presidente, Óscar García desarrolla una talentosa cocina de mercado en la que, a similitud de lo expuesto sobre el entorno, fusiona tradición y vanguardia, abasteciéndose del buen producto de la tierra (sin desdeñar salir de ella a por género que enriquezca) y aplicando técnicas actuales o tradicionales o ambas, según lo estime conveniente. Sin complejos.

El menú preparado ex profeso para la ocasión, con protagonismo absoluto de la trufa -no podría ser de otro modo- fue el siguiente (agárrense los machos):

Nuestro trufal.
Hortalizas y trufa de temporada con gambas y caldo de setas.
Trufa de patata con costilla confitada.
Ragout de calamar con huevas de trufa de Alba y castañas.
Huevo trufado.
Pulpo, repollo, trufa y caldo dashi.
Pichón de Bresse en dos cocciones con arroz meloso de boletus.
Helado de trufa con chocolate.

Todos los plazos alcanzaron una altura considerable, conformando en su conjunto una experiencia gastronómica francamente satisfactoria.

Aunque la trufa negra de Soria (tuber melanosporum) fue la reina de la fiesta, Óscar jugó otras variedades de tan preciado hongo, como por ejemplo la tuber magnatum. Incluso sacó un plato de cada una en crudo, laminada, para que la fuéramos pasando de comensal en comensal y así poder apreciar su maravilloso aroma y sus acusadas diferencias.

Si tengo que destacar un plato, destacaré el primero, “Nuestro trufal”. Si bien no fue el más sabroso, ni el que más aplausos arrancó, ni el más… para mí fue una auténtica obra de arte. Con él Óscar consiguió lo que se me antoja se propuso al parirlo: que deshiciera el camino andado y volviera por unos minutos al trufal en el que habíamos estado toda la mañana. Realmente me teletransportó allí. Tierra mojada, corteza húmeda, encinar, campo abierto, la trufa emergiendo del fondo tras remover el perro el piso… Una serie de aromas y sabores espectaculares que se desprendían de un plato presentado con audacia, muy “estilo Dacosta”, a base de tubérculos, trufa, vegetales… Con colorido, con filosofía de tierra, humedad, profundidad, naturaleza… Ufffffffff

Otro apunte sobre el personal estilo de este chef: varios de sus platos mostraron unos rasgos similares, con fondos muy asiáticos -líquidos, desgrasados, concentrados- sobre los que se asentaban viandas contundentes que quedaban de algún modo desbravadas por la mencionada cama.

Tengo la impresión que este cocinero puede dar todavía más de sí, y que en esta ocasión desnudó un tanto sus creaciones, las rebajó de potencia y sabor, para otorgarle el papel estelar a la trufa.

Y, como no podía ser menos, bebimos tan bien como comimos. Tras la inicial Caelia, que sustituyó al vino blanco, llegó un frutal, goloso y bien armado Parada de Atauta 2010 que fue sucedido por otro ribera de la misma casa y gama superior, Atauta Dos Fincas 2003, en el que si bien se percibía más madurez, veteranía y terciopelo, la madera tapaba algo la fruta a mi gusto. Perdió fuerza con respecto a su antecesor, fue eclipsado por él. Aun a riesgo de escandalizar a los puristas, yo si tuviera que volver a sacar estos dos vinazos juntos lo haría en el orden inverso. Así el Dos Fincas brillaría sin la alargada sombra de su impetuoso y fulgurante hermano menor, el Parada.

Para finalizar, unas pocas letras para el servicio: estuvo impecable, redondeando y realzando si cabe este maravilloso almuerzo.

Bueno, pues a la vista de lo escrito… ¡tendremos que volver!, ¿no?

No pretendía demorar tanto mi comentario ya que este restaurante me sorprendió gratamente y me gustó mucho. No tengo excusa, pero bueno, dicen que más vale tarde que nunca, no? Pues ahí vamos!

Acudimos a él por recomendación del compañero Oscar4435, aprovechando nuestros días vacacionales en Soria.

Situado en pleno centro de la ciudad con una curiosa entrada enmarcada por un bonito portal de piedra.

Acomodados y una vez vista la carta, nos decantamos por el Menú de la casa por 39 € y así quedó la cosa:

Para empezar y como aperitivo nos obsequiaron con una Ensalada de pimiento con ajo blanco y chicharro marinado en casa. Espectacular debut!

~ Bombón de calabacín relleno de hongos y gambas. Al parecer un clásico de la casa de meticulosa elaboración, rico y ligero para empezar.

~ Ravioli de calamar. Fino, diferente e innovador.

~ Sashimi de salmón. Tierno, jugoso, sublime... Simplemente me encantó!

~ Huevo con ensalada líquida de judías verdes. Cubierto por un velo de panceta que hacía aún más interesante y visual el plato.

~ Crema de tomate con granizado de queso. Con una apariencia simple pero con una combinación de intensos sabores y texturas sorprendente. Rico, rico! Y con fundamento!

~ Tartar de bonito con miso. Nuevamente elaboración delicada, original y sabrosa con cuidada presentación. Van por buen camino...

~ Rulo de cordero con panadera y brotes tiernos. Plato clásico con guiños modernos que remató muy bien la faena. Ooooooleeeee!

~ Cuajada de frutos rojos. Frescura, dulzura y ese punto de acidez que tanto me gusta.

~ Coulant de chocolate con sorbete de mandarina. Frío, caliente, dulce, ácido... Fusión de colores, sabores y texturas que imprimen un redondo final para el recuerdo. Plas, plas, plas!

Finalmente unos correctos cafés.

Para beber tomamos un Enate Chardonay 234 que, en mi opinión, es una apuesta segura y entra de maravilla (12 €).

Servicio joven, atento, resuelto y regalando simpatía.

El local es amplio, minimalista y blanco muy blanco con algunos toques de piedra. Las mesas perfectamente vestidas de inmaculado blanco con un bonito detalle sobre ellas, de los que a mí me gustan. Esos pequeños detalles que aportan elegancia a la par que calidez. Vajilla, coperío y demás... impecable.

En esta ocasión quiero hacer mención especial a los baños, puesto que son los grandes olvidados y cuando encuentras WCs fuera de lo común es digno de mencionar. Limpios, muy limpios, completos con más de lo necesario y con un estupendo aroma que transmitía el esmero por lograr un local agradable de principio a fin. Muy loable.

Sumado a todo esto, una música ambiental de Edith Piaf, al son de su "rien de rien", creando una atmósfera tranquila y gozosa... se puede pedir más??

Cuando marchábamos salió a saludarnos el joven chef Óscar García junto con su mujer, quien nos atendió en sala, interesándose por nuestra experiencia. Un buen detalle!

En resumen, un local muy agradable con una buena ubicación, que ofrece una cocina cuidada y de calidad a un precio asequible. En mi opinión, muy recomendable!

  • Coulant de chocolate con sorbete de mandarina

    Coulant de chocolate con sorbete de mandarina

  • Crema de tomate con granizado de queso

    Crema de tomate con granizado de queso

  • Ensalada de pimiento con ajo blanco y chicharro marinado en casa

    Ensalada de pimiento con ajo blanco y chicharro marinado en casa

Cena el pasado 4 de julio en este restaurante soriano. Dos personas. Pedimos el menú degustación no sin antes solicitar el queso cremoso trufado y aceite de miel que nos sirvieron adecuadamente en cantidad inferior a la normal para poder degustar el menú posterior sin que nada sobrara.
A destacar fundamentalmente el (1) ravioli de calamar, el (2) sashimi de salmón y el (3) huevo con ensalada (una crema en realidad) de judías y velo de panceta. Resto de platos muy correctos. Postres frutales recomendables a quien no les guste lo empalagoso (espuma de cuajada con frutos rojos y piña en texturas), aunque nosotros nos quedamos con ganas de empalagarnos un poquito...
Excelente Pago de Carraovejas 2010. Agua y cafés.
Si se va a Soria y se quiere comer bien huyendo del típico churrasco y similares, hay que pasar por Baluarte.

55€ dieron de sí para todos estos ricos platos:
- Trufa de patata y trufa de foie
- Bombón de salmón y gambas, con cremoso de patata, wakame y melanosporum
- Ragout de calamar con huevas de trufa
- Huevo con crema de risotto con hongos y trufa
- Sopa evolucionada con trufa y verduras
- Lubina salvaje con bisqué de marisco y trufa negra de Soria
- Rulo de cordero con patata azul trufada
- Bizcocho de queso de Oncala con helado de trufa
- Copa de vino La montesa

Excelente materia prima y con ganas de probar el menú Fusión.

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