Restaurante La Bombi en Santander
Restaurante La Bombi
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
60,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
69 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.6
Comida COMIDA
7.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de La Bombi
OPINIONES
5

Para su descripción me remitiré al comentario de Gabriel Argumosa. Hacía casi quince años que no lo visitábamos y nos alegró que siguiese tal como lo recordábamos. Bien es cierto que esta vez nos ubicaron en el comedor de arriba, pero es que reservamos tarde y nos dijeron que era la última mesa disponible. Servicio amable y profesional. Buen menaje. Mantelería de tela. Carta a base de platos sencillos, donde predomina el producto. Amplia carta de vinos con precios x1,5 aprox. Servicio consistente en apertura, prueba y primer llenado.

Cena para dos a base de platos para compartir:

- Tomate con aceite y sal - Así de fácil, sin más. El tomate nos gustó, aunque no es el que encontraríamos en temporada. El aceite, fantástico.

- Anchoas (20 €) - Obvio poner la foto del riquísimo pan con tomate para no herir susceptibilidades ;-)

- Ensaladilla (12 €) - Su versión de una ensaladilla, diferente. Nos gustó mucho.

- San Martín (56 €) - También conocido como San Pedro. Para dos. Sin complicaciones. En su punto, jugoso y sabroso.

De postre, una deliciosa tarta de chocolate (7 €).

Para beber, una botella de agua que no encuentro en la cuenta, una botella de Manuel Rojo Colleiteiro blanco 2020 (27 €) servida a buena temperatura y con su cubitera, una copa de Tokaji Oremus Aszú 3 Puttonyos (12 €) y un Baileys obsequio de la casa. Completó la cuenta el servicio de un muy buen pan (3 €) que prácticamente se acabó mojando el aceite del primer plato.

Cocina tradicional sin florituras, muy buen servicio, un precio acorde a lo que recibes... Nos gusta este local.

Como curiosidad, disponen de una pequeña terraza en la planta superior acondicionada para poder fumar y tomarme mi tokaji sin salir a la calle. Todo un detalle en estos tiempos.

Llegada puntual, como siempre. Mila y un servidor habiamos estado tomando antes algo por Santander aprovechando el buen dia que nos brindo la tierra.

Recepción, la barra (pequeña barra) con ambientillo. Al menos dos comedores, por las fotos nos toco el más "rústico". Ojeando, diré que los platos deberían actualizarles; copas y demás correctas.

Nos traen la carta, observamos y decidimos comer lo siguiente:

Para compartir:

- Almejas a la sartén. Una almeja de buen tamaño, con ajo picadito y aceite. La verdad, no parecía empezar mal la comida. Al refrito le dí candela, me comí la porción de pan.

- Revuelto de oricios. Sin comentarios. ¿Sabor a mar? Inexistente. Cuando los tuve yo en casa una vez, hice un experimento y estaba mejor!.

De segundos:

- Rodaballo. Hacía tiempo que no lo comía. Tenían un buen mero para comer, pero la insistencia con la que fue ofrecido por otras mesas me hizo mantenerme firme en mí postura. Estaba bien preparado, pero la presentación es digna de.... niños de prescolar.

- Besugo. Se pidió sin sal, vino rebosando sal. Mal empezamos. Había muuuuchas escamas. Mal seguimos. Mila le da la vuelta buscando la mancha que identifica al besugo y no aparece por ninguna parte (Aligote entonces)... La presentación como el de mí plato.

Como apaeritivo, dos rodajas de tomate bañadas en aceite. Vale que el local se base en la calidad del producto, pero algo un poco más elaborado daría muchisima mejor imagen.

El pan, normalito.

¿Postres? Estabamos con hambre aún....

- Tocino de cielo para mí. No se que pensó mí cabeza, pero tenía otra idea de lo que era. Demasiado dulce para mí, pero estaba bastante bueno.

- Quesada. Unos trozos de quesada, que más bien parecía sobao, de los malos, por lo seca que estaba. Sin nada más en el plato. Probe un cacho, incomestible.

¿Para beber? Hoy me acuerdo. Un Louis Roederer Brut. Junto a las almejas, lo mejor de la comida. Creo recordar, 65€.

¿Si volveremos? Esperate, cuando vayamos a comer a ANNA decidiremos si Puerto Chico nos verá más el pelo. Salvo que sea por obligación, ni de bromas.

Cuelgo comentario de una nueva visita a este restaurante, tras haber pasado más de 2 años del anterior.

Sigo muy extrañado que siendo un local que entre los cántabros tiene mucho atractivo, y os puedo recordar que se ha llegado a escribir esto: Desde el punto de vista social, es “Cita de estrellas de cine, del teatro, de la radio de la televisión, mesa de dramaturgos y periodistas, empresarios, ganaderos, apoderados y toreros que apalabran una tarde o brindan por un triunfo de la feria Santanderina.” o “Si Santander fuese Madrid se podría comparar a La Bombi con Casa Lucio o el Mesón Donostiarra, porque es el restaurante al que van las pocas caras conocidas que viven en la capital, y es que es de los más famosos y de los más caros.”
Y digo que me extraña que no tenga en estas páginas más comentarios.

Pues bien, un viernes a mediodía, previa reserva hemos comido ali 4 personas, en el comedor principal, casualmente en la mesa circular que se sitúa junto a la ventana. Cómodas y amplios.

De aperitivo la casa nos obsequió con un rodaja de tomate aliñado con un buen aceite: sigue con el mimso tipo de aperitivo, en esta ocasión el tomate aunque era de calidad, no llega a lo que se puede comer en plena temporada de julio o agosto.

Luego hemos compartido:

Pulpo en vinagreta: muy buen pulpo con el punto perfecto, con unas patatas que no se quedaban atrás y el aliño al consonante.

Centollo al horno: bien preparado con el sabor muy logrado.

Dos personas comieron cada uno, una barquita de angulas: según comentaron no estaban en relación a lo esperado y la presentación estaba poco lograda.

De platos:

Bacalao con tomate casero: plato que no decepcionó en absoluto, con el bacalao que sabía a tal, lo cual cada día es menos frecuente y la salsa tomate de las de antes.

San Martin al horno: buen ración y con la carne en su punto.

Merluza a la plancha: bien sin más.

Entrecot (no todo iba ser pesado): que no levanto comentarios en ningún sentido.

Postres: en mi caso tarta de queso con frambuesa, de las que hacia tiempo no me gustaban tanto.

De beber: Enate 234 2012 y Belondrade Lurton 2011. Servicio a probar y cubitera.

Comentario:

El local se lleno al 100%, por tanto sigue en su línea.

El servicio al igual que en las visitas anteriores, muy correctas y amables, pero con sensación de no ser de escuela, con algún fallo que no alteró en nada la sensación final.

La cocina sigue en su línea, con producto, unas raciones de buen tamaño y sin complicaciones en la elaboración.

Los precios (en esta ocasión a sé a cuanto ascendió el total) me ha dado la sensación de no haber subido los precios en estos últimos 3 años, aunque no son baratos, pues si no recuerdo mal los pescados oscilaban entre 20 y 29 euros, que es dinero.

Nos ha gustado más a los 4 comansales la cocina, que en el anterior comentario, pues casualmente eramos los mismo.

A tener en cuenta para comer buena materia prima en pescado, en esta ciudad.

Zona de Puertochico, sábado a mediodía, más de 20° de temperatura a pesar de ser noviembre, las terrazas prácticamente al 100% de ocupación, cuatro comensales tras una perfecto recepción, ocupamos en el comedor, digamos principal, una mesa amplia y bien vestida, con una ocupación del 100 por 100 de lo que en mi modesta opinión se puede calificar como “nueva gente bien” de Santander, que no “gente bien clásica” de Santander, de esos que parece que cuando te miran quieren decirte: “ no sabe usted a quien está viendo”.
Compartimos:
Aperitivo de la casa consistente en tomate en grandes rodajas aliñado con aceite, que yo se encontraba en el plato al sentarnos.
Nos decidimos por:
Tartar de atún rojo, alcachofa rellena de centollo y dos calamares de guadañeta encebollados (Se pescan de uno a uno en la bahía, con dos anzuelos, uno en cada mano, y cada vez que notan el tirón, tracionan y lo suben, de uno en uno).
De platos: una dorada de dos kilos aproximadamente a la sal, para los cuatro.
Postres todos caseros: tocino de cielo, leche frita, arroz con leche y tarta de queso
De beber: Fransola 2007 y Belondrade-L urton 2009.
Cafés y unos GT en una terraza adjunto en un piso superior.
Recepción excelente al igual que la despedida, camareros amables, buen ritmo de platos.

Precio por persona 60 euros.
Hasta estos momentos, entre lo referido, como suena lo comido y bebido, entorno, servicio y amabilidad y hasta el precio, seguro que a muchos les parece como para un casi 10, y así creo que les parece a la gran mayoría de los que visitan el local.
Admito que quizás es lo mas sensato, pero uno que a veces tiene la sensación de ser demasiado quisquilloso y no conformarse con lo “normal”, ese diez le ha parecido una vez mas, para “regularizar”.
El aperitivo ya en el plato ¿? estaba bueno el tomate.
El Tartar daba la impresión de llevar un tiempo elaborado, por lo tanto la carne ve perdido esa supuesta frescura que se esperan en un Tartar. Buena ración y bien presentado.

Las alcachofas rellenas de centollo, se trataba de una alcachofa rebozada con una salsa que recubría a la misma, donde al menos yo fui incapaz de reconocer si no hubiesen comentado previamente que se trataba de centollo. El conjunto estaba logrado.

Maganos encebollados, con un adecuado punto dureza de la carne, grandes, quizás demasiados grandes, pero a mi gusto demasiado oscura la salsa al haberse mezclado con tinta la cebolla. Que privilegia comer maganos o calamares de guadañeta.

La dorada la sal a juicio de los cuatro comensales lo cual coincidimos, pasado de punto, acompañada de aceite y mayonesa. Que buena pinta tenía cuando nos la presentaron antes de servirla.
Los postres: caseros solo.
En cuanto al vino, copas sencillamente discretas, con la primera botella ni siquiera se dio a probar sino que sirvió directamente en las copas y el resto del servicio se limitó a algún ocasional relleno de las mismas. Dado que el local es un referente en productos del mar, hojeando la carta de vinos eche en falta algún detalle europeo de algún blanco. Cada botella que tomamos a 24 euros: Buen precio de los vinos tomados.

Ya veis, de un casi 10 le bajare a un 7, pero seguro que muchos de los visitantes ese día y otros, salieron la sensación de mas puntuación que la mía y la opinión general es la que cuenta.

Hace tiempo que no acudía a este restaurante a comer en mesa y en esta ocasión fue en la comida del mediodía de un miércoles tres comensales, con reserva previa y siendo uno de los tres casi asidua al mismo.

Como no hay ningún comentario de este restaurante (me ha sorprendido sobre manera) en Verema, haré primero su ubicación geográfica y social.

Se ubica en la zona de Puertochico en un bajo, con mas de un comedor, siendo el de arriba el que en general nadie prefiere y dicen las malas lenguas que se reserva para los clientes no asiduos.

Barra a la entrada donde se puede picar algo, que suele encontrase siempre llena, con un muy buen servicio de camareros (en esta si he acudido varias veces últimamente) sobre todo como prólogo a la visita a El Serbal o Puerta 23 que son “vecinos”.

Desde e l punto de vista social, se ha escrito:
“Cita de estrellas de cine, del teatro, de la radio de la televisión, mesa de dramaturgos y periodistas, empresarios, ganaderos, apoderados y toreros que apalabran una tarde o brindan por un triunfo de la feria Santanderina.” o
“Si Santander fuese Madrid se podría comparar a La Bombi con Casa Lucio o el Mesón Donostiarra porque es el restaurante al que van las pocas caras conocidas que viven en la capital, y es que es de los más famosos y de los más caros.”

En alguna vez que leído que su nombre se debe a un antiguo local de la zona de marineros (cuando Puertochico era la zona de ubicación de los mismo, antes del Barrio Pesquero) y era el único que tenia una bombilla fuera y de ahí su nombre.

Ubicados en el comedor inferior, en una mesa amplia para tres con todos los aditamentos a buen nivel y la mesa con prudente separación de las vecinas, en un comedor que también sufre los tiempos actuales pues estaba a un 70%.

Tras leer la carta de comida se puede decir que la cocina del restaurante es de corte totalmente tradicional, sin ningún guiño actual y que su único proceder es ofrecer a los clientes la mejor materia prima día tras día.

Abrimos con aperitivo de la casa que constaba de 3 rodajas de tomate pelado al centro aliñado con un buen aceite.

Pedimos para compartir:

Una ensalada que constaba de ventresca de bonito, anchoas de las de “verdad” y espárragos, mas su consiguiente acompañamiento de un poquito de verde”: buen producto, buen aliño, no dijimos ¡oh ¡

Atún de almadraba marinado: presentado en unas laminas de mediano grosor, sin más acompañamiento en el plato, colocado al centro: especial ni mas ni menos.

Alcachofas rellenas de centollo, con unas patatas fritas acompañando: especial.

Es de destacar que los 3 entrantes se presentaron al centro sin emplatar.

De platos principales:

Barbadas de merluza (cocochas) al pil pil. Buen ración y estaban a buen nivel.

Cachón (jibia) guisado con su tinta y un bol de arroz acompañante, ídem del anterior.

Rodaballo a la plancha: muy buena ración con muy buen nivel

De postres: Piña natural, leche frita y tarta de queso: ninguno de los tres levantaron comentarios ni en un sentido ni en otro.

El servicio de la sala, muy eficiente y atento, pero sin darme la sensación de ser de escuela.

En cuanto al carta de vinos; gran cantidad de Riojas y Riberas, verdejos, albariños, cava y champán y alguna cosita mas. La oferta sobre todo de Rioja muy variada y con posibilidades de magnum y para todos los bolsillos. Los precios comedidos, nosotros tomamos El Puntido 05(una persona no bebe alcohol) a 41 euros. El servicio del vino, servir, probar y algún relleno ocasional.

Tres cafés con buen nivel y un GT y un Armagnac completaros la comida.

Tanto la recepción como la despedida fueron a gran nivel.

No puntuaré le capitulo de precios, pues no pague yo, peros los precios de la carta en general son altos (buen productos) por ejemplo me fije que la cocochas eran 29 euros.

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