Restaurante El Almacén en Ávila
Restaurante El Almacén
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
40,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos noche, lunes y septiembre
Nota de cata PRECIO MEDIO:
59 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.1
Comida COMIDA
7.6
Precio medio entorno ENTORNO
7.7
RCP CALIDAD-PRECIO
6.5
Panorámica desde el restaurante
Vistas desde la mesa
Tarta de queso de cabra de Cantavieja con confitura de tomate
Opiniones de El Almacén
OPINIONES
17

Probablemente El Almacén es el mejor restaurante de Avila. Es un restaurante integral, con años de servicio profesional, serio y consecuente. Integra un buen servicio , un buen local y por supuesto una buena cocina. El restaurante resulta elegante, espacioso, distinguido. Las vistas a la muralla, desde las mesas de la ventana resultan un espectáculo inigualable. El servicio , es profesional, experimentado y eficaz. Al servicio honesto del cliente. Excelente carta de vinos, con múltiples referencias y opciones de todos los precios, que precisa cierta renovación . Me refiero a la propia carta , al libro en sí , no a su contenido. En El almacén se come bien , a precios razonables. Todo está bueno , aunque nada de lo que probamos alcanza la excelencia. Ningún pero concreto , pero no encontré tampoco nada que me resultara plenamente satisfactorio o estimulante. Esa fue la tónica de la cena, desde los entrantes a los postres,. No podría decir otra cosa , desde mi experiencia, claro. Cada plato , resultaba aceptable, bueno.. , pero a todos les faltaba ese plus que permite alcanzar la excelencia  o  lo inolvidable

Restaurante a las afueras de la ciudad, llegando a los Cuatro Postes, desde donde hay una buena panorámica de la ciudad de la muralla.

Decoración sobria, luz tenue y mucho espacio entre mesas.

De entrantes pedimos tortilla de patata con almejas y tempura. Ambas bien, tal vez más original la tortilla de patata, en salsa con buenas almejas.

De segundos manitas y cochinillo confitado con frutos secos. Ambos bien presentados y bien hechos. Las manitas envueltas en una empanada de hojaldre. Muy original, aunque para mi quedó un poco escaso

De postres crema de café helada y helado de trufa, a la altura del resto de carta.
Servicio correcto tanto en comida como en vino

En definitiva, tienen una carta amplia y variada, tanto de comida como de vinos. Tienen una bodega envidiable, con todo tipo de referencias, sobretodo de CyL, como es lógico, que además me enseñaron amablemente.

Creo que es un sitio que merece la pena conocer, cuando se pase por Ávila

Nuestra comida en el Restaurante El Almacén

Aperitivos:

- Croquetas de hongos y jamón.

- Nidos de morcilla con crema de pimientos del Bierzo.

Armonizado con el vino 7 Navas tinto joven 2012

Primer plato:

- Sopa castellana con huevo poché y crujiente de jamón.

Armonizado con el vino tinto 7 navas Selección 2008

Segundo plato:

- Merluza con gazpachuelo y pancetilla de Muñana.

Armonizado con Cerveza Gredos Doble Malta,

Tercer plato:

- Carrillada de Avileño en vino de nuestra zona.

Armonizado con vino tinto 7 Navas Faustina 2009

Postre:

- Crema de yogourt de La Moraña con frutos rojos.

Los platos, todos a un nivel alto, que curiosamente nos llevaron a los académicos a discrepar en una tertulia, con cuál era el que mas nos había gustado. Para unos nos gustaron las croquetas que eran de tamaño discreto donde la seta ocupaba mucho más espacio que la besamel y para otros, fue el montaje de la morcilla con el pimiento. La sopa castellana gusto a la mayoría, a pesar de la cocinera (Isidora Beotas) en los postres nos confesó, que es un plato que no abunda en su cocina.

La merluza no generó discrepancias y recibieron elogios unánimes las carrilleras.

https://www.verema.com/blog/con-sincio/1181976-cocina-pan-castilla-leon

Restaurante situado frente a las murallas, en una zona de casas y almacenes, donde casi pasa desapercibido, la entrada se hace a través de una pequeña puerta donde te reciben muy amablemente, aquí se puede observar una gran zona acristalada con una enorme colección de licores y destilados.
La entrada al comedor la hicimos mediante un ascensor de lo mas moderno, salón muy amplio y diáfano, con unas mesas perfectamente vestidas y gran separación entre las mismas, vajilla y cuberteria de calidad y cristalería Spiegelau.
Como hacía una noche esplendida, decidimos cenar en la terraza, las vistas son simplemente expectaculares con las murallas iluminadas al fondo y la luna en lo mas alto.
La cena comenzó con una caña mientras hojeábamos la carta y un aperitivo de crema de remolacha, gentileza de la casa.
Para compartir optamos por:
- Tarta de queso de cabra Cantavieja con confitura de tomate, 14€, rico, presentado un ligero golpe de plancha y con unos cuantos panecillos para untar.
- Huevos fritos con patatas y carabineros, 21€, emplatados individualmente, muy ricos, buen producto, aunque quizás un poco escasas las patatas.
De segundos:
- Bacalao vizcaina/pil-pil, 18€, lomo de buen tamaño y con un punto muy conseguido, donde las lascas se podian separar perfectamente.
- Rape alangostado, 24€, presentado en dos medallónes y acompañado de una especie de salsa tartara y un montoncito de ensaladilla, correcto, no me entusiasmo en demasía.
De postre, helado del dia, 6€, creo recordar que era de toffe con su crujiente, muy, muy bueno, cremoso, con un sabor muy conseguido.
En apartado de vinos, tienen una carta bastante extensa con gran numero de referencias tanto nacionales como foráneas, precios un poco "subiditos", en esta ocasión nos decantamos por un Donnhoff Riesling Troken 07 a 28€, que llegó a la mesa a tª ambiente, aunque rapidamente se solucionó con una cubitera, servicio de descorche, prueba y rellenado de copas.
Servicio atento, aunque quizás un tanto serio y un poco protocolario, a excepción de un camarero con acento de algún país del este, bastante majete.
Terminamos con una copa de vino que me reservé y una infusión, para mi mujer.

En mi empeño en comerme un buen chuletón en Ávila y motivados por las recomendaciones y buenas referencias, decidimos ir a cenar a El Almacén.

Nada más llegar, por cierto sin reserva, nos atienden con cortesía y entre dos camareros montan una mesa cerca de la zona de césped al lado de río, trasladando también una lámpara de pie.

Mientras miramos la carta pedimos unas cervezas (quintos de Mahou a 3 € la unidad) que vinieron acompañadas de aceitunas verdes.

Consultamos con el jefe de sala nuestra elección, por el tema de las raciones, y le pareció correcto y empezamos:
~ Gazpacho de pulpo y salmón con polvo de eneldo. Pequeño aperitivo cortesía de la casa presentado en un vasito. Fresco, agradable y dominando el sabor del pulpo sobre el apenas perceptible salmón.
~ Tarta de queso de cabra de Cantavieja con confitura de tomate. Como entrante y para compartir al centro una rodaja de queso de buen tamaño pasada por la plancha, acompañada de una dulce y rica confitura y barritas de pan tostado. Exquisitos contrastes (adjunto foto).
~ Solomillo al queso Valdeón. Plato que probé de mi marido, solicitado "al punto pasado" y así presentado. Gran calidad, acompañado de una salsa de queso azul suave, que no le quitaba protagonismo al actor principal del plato sino que completaba el toque cremoso o mantecoso que le faltaba dado el punto de la carne que él solicitó.
~ Chuletón de Avileño. Esta carne fue mi elección para saciar mi antojo. Tremendo chuletón de unos 500 gramos, más o menos así a ojo, solicitado "al punto" y servido solo en el plato. Carne tostada por fuera y rosada por dentro, de intenso sabor y aroma, suculenta y jugosa. Las patatas fritas que lo acompañaban presentadas en una pequeña y curiosa rejilla de freidora.
Me costó acabármelo por ser un copioso plato, pero lo conseguí!
Por tanto, postre no tomamos por motivos obvios.
Finalmente, nos invitaron a dos chupitos tras acabar la cena.

Para beber mi marido tomó un Conde de San Cristóbal 2008 por copas y yo continué con algún quinto más y agua.

Panecillo rústico que no llegamos a probar.

Mesas estupendamente vestidas con vajilla, coperío y demás muy correctos. Sillas bastante cómodas.

Servicio muy profesional, perfectamente uniformados. Amables, atentos y muy correctos, en la línea de seriedad de este tipo de restaurantes. Pendientes en todo momento de reponer vino o agua cuando era necesario. Finalizada la velada tuvieron la gentileza de acompañarnos hasta la puerta.

Y como colofón el privilegiado entorno. Las mesas y sillas estratégicamente colocadas de forma que la vista del cliente se dirija a la ciudad amurallada con el paso del río por medio. En nuestro caso, al ser por la noche, pudimos disfrutar de un agradable ambiente cálidamente iluminado por las lamparitas en cada mesa y enmarcado por una preciosa panorámica de Ávila iluminada (adjunto fotos).

Concluyendo, productos de calidad bien elaborados y presentados, servicio muy correcto, encantador entorno y precios acorde con el lugar.

  • Panorámica desde el restaurante

    Panorámica desde el restaurante

  • Vistas desde la mesa

    Vistas desde la mesa

  • Tarta de queso de cabra de Cantavieja con confitura de tomate

    Tarta de queso de cabra de Cantavieja con confitura de tomate

Fui con mi novia a cenar por nuestro aniversario (me insistió, ella es de Ávila y ya conocía el sitio) y yo como estudiante de 22 años que soy temía por mi bolsillo y la verdad es que no fue para tanto!

Pedimos:
Un Caramelo de Avileño ( tenia miedo ya que caramelo con carne me resultaba un poco extraño, pero impresionante consiguió que mi paladar estallara con un sabor tan nuevo).

Tempura de Puerro y Zanahoria: simplemente expectacular.

Y unas verduritas a la plancha: Yo como poco aficionado a la verdura, quedé mas que staisfecho.

De segundo pedimos un chuleton a la Broch para compartir ya que el plato es para dos

Y de postre lo mejorcito, el Volcan de chocolate. Magnifico.

Como no soy muy entendido de vinos, pedimos uno que habia de la casa un tinto para la carne y la verdad para la poca costumbre que tengo me gusto bastante.

No hace falta decir que volveré, una atención magnifica a pesar del gran jaleo que había, lo recomiendo.

fuimos cuatro amigos a pasar un buen rato y lo consiguieron.Habia muchos platos que queriamos probar.Nos prepararon con unos cuantos un (a modo de..)largo y estrecho.
-Vieiras gratinadas con gazpachuelo.Muy buenas.
-Judias de Navalonguilla.Espectacular.
-Huevos fritos con carabineros.Interesante.Sabor total.
-Solomillo de ternera asado al momento.Punto perfecto.
-Helado de galleta.Super cremoso.
Elegimos de vino Dominio de Tares.
Buen resultado aconpañado por unas vistas de la ciudad perfectas.

Pues, para mi fue una muy mala experiencia, ya que me sentí apartado simplemente por la ropa que llevaba ( cómoda para hacer turismo ), reservé mesa y el lugar, terraza de verano, me pareció frío ( 5 mesas en una superficie de unos 100 m2), sólo las vistas de la muralla merecian la pena, pedí un vino de toro porque suelen ser de mi gusto pero el maitre me advirtió por dos veces que era un vino fuerte ( pero lo tenia en su carta de solo unas cinco referencias, algo comodo para su bodega), me lo sirvieron como si tuviesen ganas de acabar con ella rápido, y cuando quedaba un tercio de la botella comenzó a dejar pozos en la copa, pero las dos últimas copas el vino era completamente turbio, se lo comento al camarero, que para su edad aparentaba sobrada experiencia, y me retira las copas y la botella para mostrarselas al maitre pero para mi sorpresa no recibo respuesta alguna.( y por supuesto me cobran la botella)
Sobre la comida: (sin ninguna ayuda del maitre )
-aperitivo: sopa fria de pulpo, prefiero el pan con aceite de mi tierra.
-almejas fritas: por favor si vais(que no os lo recomiendo ) no las pidais. Unas quince almejas, de buena calidad, en salsa de ajos y guindilla por 18€+ IVA. ridiculo
-arroz cremoso de esparragos trigueros: lo mejor de la cena , risotto italiano con espárragos de bote ó congelados porque el tiempo de los trigueros es invierno, aun así buen punto del arroz.
-chuletón avileño: buena carne y buen punto pero nada más de especial.
- minipostre surtido, lo peor. muy ridículo por 7€ +IVA.
-dos cafés: cortado ( uno de los peores que me he bebido) 2,50 +IVA, café bombon 3,50+IVA.
-invitación de la casa licores varios sin nada que aportar (a temperatura ambiente, en agosto calientes).
No pedí la hoja de reclamaciones porque no es mi estilo, creo que las caras lo dicen todo, pero me sentí discriminado y engañado por mi edad y mi forma de vestir , aunque seguramente tenga mas estilo y sepa mas de esto que ellos.
Ahora entiendo porque nuestra hosteleria tiene la fama que tiene y porqué restaurantes como este estan casi vacios.
-cuenta: 105€ + 4 €( propina)
Basta de comida de autor.

El restaurante está ubicado al otro lado del puente viejo, por lo que queda un poco alejado del centro, pero se llega perfectamente tras un paseo de unos 20-25 minutos. No hay dificultad para dejar el coche y se encuentra a menos de 5 minutos andando de Los 4 Postes (panorámica de la ciudad).

La sala es amplia, recientemente remodelada, decorada en tonos oscuros y rojo, resulta bastante acogedora. Tiene unos grandes ventanales que ofrecen unas estupendas vistas de las murallas. Cuanto más cerca de los ventanales, mejor es la mesa (y más demandada está y más difícil es de conseguir).

La atención en sala la lleva el dueño, como Jefe de Sala y Sumiller, aparte de otro Jefe de sala y varios camareros. La atención es buena, clásica sin agobiar y, a la vez, desprende un aire familiar. Se consigue así un muy buen ambiente.

Además de la carta, donde manda el producto (caramelo de Avileño, huevos con carabinero, carnes de la tierra y una sorprendente oferta de pescados), hay un buen número de platos del día que te recitan cuando te reciben (no como en otros sitio, que te los dicen cuado ya has elegido en la carta) aunque, desafortunadamente, no citan los precios, por lo que puede haber sorpresas en la cuenta.

Entrantes
- Alcachofas con foie: un tanto faltas de sabor las alcachofas (y no mucha cantidad), pero un foie fresco pasado por la plancha y la salamandra, como hacía tiempo que no probábamos. Se lo trae un proveedor desde Palencia dos veces a la semana. Acompañado por una salsa parecida a la Benedicine. Plato notable que habría mejorado con una temperatura de servicio más alta.
- Arroz caldoso marinero con picante: a pesar de que el aspecto era bastante anodino resultó un buen plato, muy sabroso, con el arroz en su punto (bueno, quizás una chispa entero, por esa moda sin sentido de hacer el arroz al dente), con pulpo, chipirón y buenos langostinos (aunque no muy grandes). Sabor a mar. El toque picante nos gustó mucho (aunque parece ser que no a todo el mundo le agrada).

Segundos
- Lomo de ciervo asado: tierno y con mucho sabor, muy bueno.
- Lomo de Avileño con salsa de trufa y foie: una buena pieza de carne de ternera de Ávila, no especialmente sabrosa. Desafortunadamente la zona central tenía un nervio que no permitía comer esa parte. Pero como la pieza era muy grande y gruesa había carne de sobra para comer. La salsa ligera y acompañaba muy bien. Aun así, esperábamos más.

Postre
- Pastel chorreante de almendra: una especie de volcán de chocolate pero relleno de una salsa de yema y almendra. Nos gustó mucho.

Carta de vinos enciclopédica (no contamos con el consejo del dueño ya que nos atendió el otro Jefe de sala), con muchas y buenas referencias pero subiditas de precio (por ejemplo: el San Román 2007 que tomamos la noche anterior en Madrid en el restaurante Viavélez por 35 E, aquí costaba 39).

En total, con una botella de Prima (15 E.), el hermano pequeño de San Román (interesante, pero nada que ver), con una botella de agua de 1 l., y dos cafés, 110 Euros.

En resumen, buena cocina sin alardes técnicos, raciones abundantes (excepto el plato de alcachofas), buena atención y estupendas vistas (según qué zona) en un restaurante en el que se está muy, muy a gusto. Precio tirando a alto.

Recomendable.

Hacia tiempo que tenia pendiente el realizar una visita a este restaurante, no solo por su cocina, sino también por su sumiller. Aproveche un viaje a Ávila y allí nos presentamos dos personas, un viernes a las tres de la tarde, previa reserva.

Muy buena recepción, sala ya descrita en anteriores comentarios, que tiene amplios ventanales desde los que se ven las murallas.

Mesa amplia para dos personas, en segunda línea respecto a los ventanales. Manteles de gran nivel (doble hilo) así como unas servilletas de buen tamaño e igual tejido. Vajilla, cristalería, etc., de nivel acorde y cambio de copas para el vino

Tras un fino y una cerveza, comemos lo siguiente (nos dejamos aconsejar por el jefe de sala, con el fin de sacar una conclusión de la cocina). Y a pesar de no tener menús en la carta, entre los tres elaboramos este. Todo presentado emplatado.

Aperitivo de crema de pulpo, con sabor al mismo y a mar (bacalao resaltaba junto al pulpo), con un ligero toque picante: ya íbamos empezando muy bien.

½ de turrón de foie; preparación que creo realizan por esta fechas, que estaba magnifico, con una presentación tal cual un triangulo de turrón, acompañado de tostas pequeñas de pan, recién horneado en cocina.

½ de queso de la Adrada, con pimientos confitados y alcaparras cortadas en láminas por encima: el queso tenía la consistencia perfecta, y al extrañar la misma, pregunte al responsable de sala, aclarándome que se logra tal consistencia con un foco de calor a través de una lámpara. Los pimientos muy bien confitados y todo acompañado con un fondo logradísimo, que al parecer se realiza con mas de 20 componentes.

Garbanzos con espinacas y cocochas de bacalao: plato de cuchara, con su puntito justo de picante, que quizás fue lo mejor de la comida, dentro de un gran nivel, buena conjunción, buen punto de los garbanzos, pero ¡que salsa¡

Huevos fritos con carabineros; plato presentado con una base de patatas cocidas, con su huevo y dos carabineros de buen tamaño, pelados y presentados con sus respectivas cabezas y colas (platillo adjunto para el “escombro”), creo que os los imagináis, pues encima estaban muy buenos.

Lomo avileño con hongos y foie; buena calidad de la carne, buen punto y excelente salsa: quizás fue el plato que menos me sorprendió, no digo que no estaba al nivel del resto de los platos, pero si entiendo que esta pieza carne se presta a menos innovación en la cocina(con razón muchos cocineros tratan de huir de elaborar este tipo de carne)

Helado del día: helado de vino; muy buena presentación y mejor sabor

Tarta de queso, sabia a eso “a tarta de queso de las de antes” (yo suelo tentar en las cocinas que no conozco con dos platos, para saber si tiene una base de las cocinas clásicas, y es con esta tarta y con las croquetas).

El servicio de mesa muy eficiente, sin dar sensación de prisa, sin tardar y con el responsable de la sala interesándose de forma periódica sobre nuestro parecer en la evolución de la comida. Estos detalles los observe en todas las mesas y el comedor estaba completo.

En cuanto al vino, me deje aconsejar dado el menú por el sumiller y fue un Jiménez Landi Sotorrendo 2007 (22 euros), Servicio del vino perfecto así como con el agua.

Estuve ojeando la carta de vinos, y me pareció completísima y como detalle os apunto que creo que leí dos Haut Brion y al menos 6 u 8 Petrus.

Mención aparte merecen la carta de licores; al menos 20 ginebras, mas de 120 Whiskys, numerosísimos brandís y cognac y de todo lo que se os pueda ocurrir en distintos licores.

Tras dos cafés, tome una GT de Fetimans con Bulldog 8+1.5 (como comprenderéis a gran nivel).

Despedida perfecta.

Precio total, con todo lo descrito 144.

Hacia mucho que nos disfrutaba tanto en una restaurante, en una comida de este tipo.

Creo muy merecida su calificación de dos soles, y creo que los franceses se tienen que poner las pilas, las gafas, etc.…

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