El restaurante está ubicado al otro lado del puente viejo, por lo que queda un poco alejado del centro, pero se llega perfectamente tras un paseo de unos 20-25 minutos. No hay dificultad para dejar el coche y se encuentra a menos de 5 minutos andando de Los 4 Postes (panorámica de la ciudad).
La sala es amplia, recientemente remodelada, decorada en tonos oscuros y rojo, resulta bastante acogedora. Tiene unos grandes ventanales que ofrecen unas estupendas vistas de las murallas. Cuanto más cerca de los ventanales, mejor es la mesa (y más demandada está y más difícil es de conseguir).
La atención en sala la lleva el dueño, como Jefe de Sala y Sumiller, aparte de otro Jefe de sala y varios camareros. La atención es buena, clásica sin agobiar y, a la vez, desprende un aire familiar. Se consigue así un muy buen ambiente.
Además de la carta, donde manda el producto (caramelo de Avileño, huevos con carabinero, carnes de la tierra y una sorprendente oferta de pescados), hay un buen número de platos del día que te recitan cuando te reciben (no como en otros sitio, que te los dicen cuado ya has elegido en la carta) aunque, desafortunadamente, no citan los precios, por lo que puede haber sorpresas en la cuenta.
Entrantes
- Alcachofas con foie: un tanto faltas de sabor las alcachofas (y no mucha cantidad), pero un foie fresco pasado por la plancha y la salamandra, como hacía tiempo que no probábamos. Se lo trae un proveedor desde Palencia dos veces a la semana. Acompañado por una salsa parecida a la Benedicine. Plato notable que habría mejorado con una temperatura de servicio más alta.
- Arroz caldoso marinero con picante: a pesar de que el aspecto era bastante anodino resultó un buen plato, muy sabroso, con el arroz en su punto (bueno, quizás una chispa entero, por esa moda sin sentido de hacer el arroz al dente), con pulpo, chipirón y buenos langostinos (aunque no muy grandes). Sabor a mar. El toque picante nos gustó mucho (aunque parece ser que no a todo el mundo le agrada).
Segundos
- Lomo de ciervo asado: tierno y con mucho sabor, muy bueno.
- Lomo de Avileño con salsa de trufa y foie: una buena pieza de carne de ternera de Ávila, no especialmente sabrosa. Desafortunadamente la zona central tenía un nervio que no permitía comer esa parte. Pero como la pieza era muy grande y gruesa había carne de sobra para comer. La salsa ligera y acompañaba muy bien. Aun así, esperábamos más.
Postre
- Pastel chorreante de almendra: una especie de volcán de chocolate pero relleno de una salsa de yema y almendra. Nos gustó mucho.
Carta de vinos enciclopédica (no contamos con el consejo del dueño ya que nos atendió el otro Jefe de sala), con muchas y buenas referencias pero subiditas de precio (por ejemplo: el San Román 2007 que tomamos la noche anterior en Madrid en el restaurante Viavélez por 35 E, aquí costaba 39).
En total, con una botella de Prima (15 E.), el hermano pequeño de San Román (interesante, pero nada que ver), con una botella de agua de 1 l., y dos cafés, 110 Euros.
En resumen, buena cocina sin alardes técnicos, raciones abundantes (excepto el plato de alcachofas), buena atención y estupendas vistas (según qué zona) en un restaurante en el que se está muy, muy a gusto. Precio tirando a alto.
Recomendable.