Restaurante El Faro en Cádiz
Restaurante El Faro
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
5,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
39 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.9
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
6.5
RCP CALIDAD-PRECIO
6.4
Opiniones de El Faro
OPINIONES
25

Muy similar al Ventorrillo, los arroces y pescados son muy buenos, el arroz del señorito muy bueno y abundante, las tortitas de camarones de lo mejor, y los mariscos de la zona carabineros, camarones gambas etc sensacional. Os recomendaría ir en época de almadraba, Mayo o junio... El morrillo de atún es muy bueno, la urta también muy recomendable, cada vez que voy a Cádiz vuelvo. Seleción de vinos similar a la del resto de restaurantes del grupo.

Situado en el barrio de La Viña de Cádiz. Tras el aperitivo en Casa Manteca, tocaba degustar la cocina gaditana.
Pedimos de entrantes almejas a la marinera y tortillitas de camarones de Salinas.
¡Impresionantes las tortillitas de camarones!
De plato fuerte: Urta a la roteña y atún
Vino blanco Barbadillo de Cádiz

Local agradable y perfecta atención por parte de los camareros.

Me reencuentro con El Faro después de muchos años. Me reencuentro con emociones y recuerdos. Aquí me trajo mi padre que, lamentablemente, ya no puede volver. Recuerdo que esperábamos las vacaciones, no para ir a la playa, sino para ir a El Faro. Recuerdo la vez que Gonzalo Córdoba se enteró de que estudiaba veterinaria y me escribió una recomendación para que me enseñaran los caballos blancos de Terry. Recuerdo, recuerdo, recuerdo...
Este año, por fin, he logrado volver. No tenía tiempo para cenar pero la visita era obligada. Aunque sea una tapa en la barra, venga, vamos, rapidito y volvemos al ferry que nos devuelva a El Puerto de Santa María.
Casi todo está como lo recordaba (han reformado la barra). Maderas, ambiente elegante, metales bruñidos. Tomamos una manzanilla solear y unas tapas de croquetas de marisco soberbias, ensalada de bacalao y naranja en su perfecto punto de sal el bacalao y de dulzor la naranja con un magnífico aceite y cebolla tierna dulce. Tomamos, cómo no, una ración de tortillitas de camarones. Eso no son tortillitas, es encaje de Malinas con camarones pequeñines en abundancia, perejil y chalota... crujientes, perfectamente fritas, sin grasa. No hubo tiempo para más, pero volveré. Miré la carta y vi que mantenían en carta una ensalada de langostinos, frutas y verduritas de la que aún recuerdo su sabor. Recordé la urta a la Roteña, el sabayón helado al PX y tantos otros platos. También me llamó la atención que los precios dela carta no eran desorbitados. El vino y el tapeo no fue tampoco barato pero, ¿tienen precio el recuerdo, la añoranza y los sentimientos?
Salimos con prisa por llegar al ferry y yo, lleno de emociones y recuerdos. Mi mujer me dijo: "No exagerabas, está muy bien el sitio. Pero para tí ha sido algo más... has encontrado un trocito de tus recuerdos y de los de tu padre". Cuando volví a casa y se lo conté a mi madre, ella me entendió perfectamente.
Tengo que volver, sentarme a comer o a cenar y, entonces sí, escribir una crítica más racional, con menos corazón.
Siento este arranque de sentimentalismo. De cualquier modo sigue siendo un referente este Faro.

Para mi gusto el mejor del grupo el faro. Voy habitualmente y nunca me deja de sorprender. Pescados y carnes de primerisima calidad, buenos entrantes, buenos postres, buena carta de vinos, servicio simpatico y muy correcto, Paco Marente, el maitre, es de lo más eficiente y controla todo como un director de orquesta austriaco. Maite siempre atenta. Y la cocina, que es lo principal, cargada de buen gusto. Platos suaves, pero con sabor. Recomiendo las almejas con espinacas, las albondigas de marisco, las alcachofas en tempura, y por supuesto las tortillitas de camarón con sus encajes bien puestos. Sin duda un clasico no venido a menos sino cada día mejor. Y para quien le guste el tapeo tiene probablemente la mejor barra de Andalucía, pero vete temprano si quieres coger sitio.

Esperaba algo más.Local clásico,elegante,cómodo,amplio.Sin sorpresas en todo lo demás,inlcuído el servicio,muy veterano, de los que se las saben todas y te hacen pasar por su aro.Comimos una muy rica tortilla de camarones, ortiguillas mar(jugosas y sabrosas),y daditos de cazón(muy bien frititos y fresquísimos).Nos ofrecieron, y aceptamos, un pescado de la bahía,creo que lo que en Valencia llamamos pajel.Estaba vivo,y lo comimos a la sal, en su punto.Lo descabellado es el precio, a 56,-eur el Kilo¡Qué despropósito¡.Sería caro hasta para un besugo, ó un dentón.Pero para esa calidad de pescado, es un verdadero atraco.

No se pueden cobrar todos los peces al mismo precio, y se debería especificar en la carta ó avisar al cliente de palabra antes de prepararlo.Se me quedó cara de guiri.

Dos postres correctitos, sin alardes,y un par de cafés.De vino, una Barbadillo rico y buen acompañante de lo comido.Todo eso por 111,83,-eur.Lo dicho, nada malo.Pero bien, sin más.

En esta ocasión decidimos quedarnos tapeando en su barra, lo cual es una misión harto difícil por no decir imposible, conseguimos un minúsculo sitio del que salimos “escopetados” sin tomar postres ni copas, por el agobio de gente tan grande.
Empezamos por unas tortillitas de camarones que para nuestra opinión son de las mejores de toda la zona, seguimos por unos boquerones fritos, pulpo con mostaza a la antigua, atún encebollado, y distintas tapas, todas ellas bien realizadas y con una buena materia prima, pero que desmerece por la congestión de público.
No valoramos el servicio del vino, pues en esta ocasión nos decantamos por unas cañitas.

Repetimos la experiencia del año pasado. Nuevamente lleno.
Por suerte nos atendió Mayte Córdoba. Buena profesional y atenta.
Cena para 3.
Aperitivo de la casa: Salpicón de pulpo. Lo acompañamos con unos olorosos secos que nos pusieron a unos 20º!!!. Lo advertimos y nos los cambiaron inmediatamente.
Entrantes: Una crema de gazpacho o semi-salmorejo (muy buena), madia ración de albondiguitas de marisco con salsa de berberechos (mejor que el año pasado), 4 tortillitas de camarones (muy buenas) y media ración de daditos de cazón (perfecta la fritura).
Segundos: Unos pimientos de piquillo gratinados y rellenos de marisco y una lubina (aprox. 1 Kg) para compartir entre 2 (muy buena).
Postres: Un pan de chocolate con salsa de cítricos y un flan de naranja con tocinillo de cielo (muy buenos).
Ningún detalle en la sobremesa (3x1,96€ de servicio y cubierto).
Vino: En esta ocasión José Pariente 2007 perfecto de temperatura y en cubitera. Copas aceptables.
Precio total (151,59€ inc IVA)
Nota: Fue un placer charlar un poco con el patriarca de los Córdoba. Un abuelo que se deshacía hablando de sus inicios y de sus hijos (qué orgullo!!!).

Restaurante de nivel medio donde se come dignamente a precios razonables. Ningún plato resultó ser de sobresaliente, pero tampoco nada estuvo por debajo de lo correcto. Nos sirvieron tortillitas de camarones, almejas a la marinera, langostinos cocidos y dorada a la espalda (pregunté a la camarera cuando fue a enseñárnosla antes de prepararla si era salvaje, pero se limitó a decirme que era de la bahía, por lo que supongo que sería de "estero"). Los postres también son aceptables. El servicio efectivo, pero distante y nada familiar. En el apartado del vino poseen buena carta, pero las copas no son adecuadas. Tuvimos que pedir que nos las cambiaran cuando vi que la intención del camarero era servirnos el vino en ellas.

Sin duda es un buen clásico en Cádiz. Hemos estado en estos días en el restaurante y en la barra, y además lo conocemos desde hace bastante tiempo. Pero le tenemos que dar un pequeño tirón de orejas.
No nos gusto el servicio un tanto frío y “viciado”, la poca evolución de la carta (se agradecería algún plato fuera de carta) y los elevados precios de los vinos.
Seguramente volveremos, pero esta vez nos gustó más la barra que el restaurante.

La mejor manera de disfrutar de este restaurante es yendo a la barra a tapear a mediodía, prontito antes de las 14.00hrs. Hay infinidad de tapas clásicas y modernas, de fusión, ligeras y pesadas, de todas las clases y gustos! Cocinadas con amor y gusto, sin estridencias de sabores. Sus precios son más que buenos, lo contrario del restaurante. La bodega es flojita, con referencias habituales y pocas sorpresas. Lo peor para mí es el servicio, mucha pajarita pero frialdad y hastío, los típicos que llevan 40 años y no se esfuerzan porque a fin de cuentas es El Faro y se llena igual. Repetiría mil veces por la comida pero no por el resto. Nota final: la barra es de pie, no hay taburetes y es no fumador.

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