La mejor manera de disfrutar de este restaurante es yendo a la barra a

La mejor manera de disfrutar de este restaurante es yendo a la barra a tapear a mediodía, prontito antes de las 14.00hrs. Hay infinidad de tapas clásicas y modernas, de fusión, ligeras y pesadas, de todas las clases y gustos! Cocinadas con amor y gusto, sin estridencias de sabores. Sus precios son más que buenos, lo contrario del restaurante. La bodega es flojita, con referencias habituales y pocas sorpresas. Lo peor para mí es el servicio, mucha pajarita pero frialdad y hastío, los típicos que llevan 40 años y no se esfuerzan porque a fin de cuentas es El Faro y se llena igual. Repetiría mil veces por la comida pero no por el resto. Nota final: la barra es de pie, no hay taburetes y es no fumador.

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