Restaurante Choco en Córdoba
Restaurante Choco
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
55,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
creo que los domingos noche y lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
70 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.8
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
6.3
RCP CALIDAD-PRECIO
6.5
Opiniones de Choco
OPINIONES
17

Aunque desde hace tiempo CHOCO estaba en las primeras líneas de futuribles, faltaría a la verdad si no dijese que la primera llamada fue a NOOR, pero ya sea porque era cierto que no había reservas o bien, porque les asustó lo del carrito del niño, el caso es que (Paco Morales deberá de esperar...) el destino nos deparó retomar la idea original, y gracias ello, poder disfrutar de las magníficas propuestas del chef Kisko García.

Es bien sabido que CHOCO se encuentra en el barrio de la Fuensanta, no muy lejos de la otra estrella Michelin cordobesa, en donde a finales de los 60 y principios de los 70 se levantaron viviendas económicas, donde no es habitual encontrar ubicados restaurantes gastronómicos, pero posiblemente este sea uno de los encantos de este restaurante, si mal no tengo entendido el restaurante es anexo al local familiar de toda la vida. El restaurante se encuentra en unos locales comerciales rodeado de vivienda obrera, respetándose la apariencia exterior del entorno, si bien, su interior te transporta a un recinto cerrado sin apenas luz exterior, sin causar por ello sensación de claustrofobia, más al contrario, decoración muy adecuada y lograda con el entorno en el que está integrado, un lugar agradable.

Somos recibidos en el hall o pasillo de entrada en el que están dispuestos diversas mesas bajas para disfrutar de los primeros aperitivos, para la bebida una cerveza y un champan (a precio de oro). Como aperitivos: un refrescante “Cartucho de algas de las marismas”, un muy buen ahumado “Canapé de anguila y humo”, llamativo el “Migajón de plancton dulce” y “Taco tapa de trucha” (excelente), todos ellos soberbiamente presentados y denotando mucha imaginación.

Terminamos los aperitivos ya en la mesa con una sabrosísima y aparatosa “empanadilla enfanga”, propuesta que habitualmente se toma en cocina, pero que supongo por la presencia del carrito disfrutamos en la sala. Muy buena.

La disposición, tonos y luminosidad de la sala principal permite cierta intimidad, el único “pero” es el ruido de la puerta de los baños que por espacio está directamente en la propia sala.

Disponibilidad de dos menús, MENU KISKO GARCIA (90€) o MENU BARRIO ANTIGUO (75€), nos decantamos por este último, pero solicitamos hacer un cambio y que el menú incluya una de las propuestas del principal: “cierva hecha en steak tartar”. Facilitan el cambio, incluyendo dicha propuesta en el menú elegido, sin eliminar otra propuesta o incrementando el precio. De la carta de vinos nos decantamos por la última botella de TABERNER de Bodega Huerta de Albalá (DO Vinos de la Tierra de Cádiz) un excelente vino tinto con 80% Syrah, 10% Merlot y 10% Cabernet Sauvignon. Precio de la botella muy alto, que inevitablemente incrementó el precio final de la cuenta.

El menú estaba compuesto por:

De inicio potencia de sabor con la “Mantequilla de cabra”, un curioso rulo de leche de cabra (tamaño de un corcho) para acompañar un excelente pan; Continuamos con una doble propuesta: “Arenques de la corredera” y “Salmorejo en ceviche vegetal”, el primero cubre el segundo sobre una reja, muy bien los arenques y soberbia la crema de salmorejo. Continuamos con el comentado “Cierva hecha en steak tartar”, curiosa presentación para un steak diferente pero perfecto de sabor, una propuesta excelente (de lo mejor del menú), “Garlochi de setas”, que se acompaña con un chupito de caldo de setas, soberbia presentación para el “Choco guisado en amarillo al estilo de mi madre”, en el que el excelente laminado del produzco se acompaña por una mahonesa amarilla (de foto), “Una mirada al pasado Manolete” y terminamos con “Lechón crujiente”.

Como postes un sorprendente “Lima limón”, una corteza fría rellena de crema de helado de lima (muy bueno), y para acabar un sinfín de chocolates en el denominado “ruina”.

Servicio atento, predispuesto y muy profesional, liderado por el hermano del chef, Jose Luis Garcia, en las funciones de sumiller y jefe de sala para un restaurante sobresaliente, que merece la pena visitar. En el hotel comprobaremos que nos han cobrado un tercer servicio ¡por el carrito del niño! algo que me gustaría pensar que fue un error y que, en cualquier caso, no enturbia la fantástica experiencia que nos ha ofrecido la revisión de la cocina popular cordobesa-andaluza de Kisko García.

Coincido con anteriores opiniones de que es un restaurante agradable con decoración sobria pero elegante y un servicio y una atención al vino muy amable y profesional. El nivel de cocina muy bueno, mejor que en anteriores visitas. No me extenderé demasiado en el detalle explicativo de los platos que ya se ha realizado en anteriores opiniones, simplemente destacaré, dentro un nivel notable, los que me parecieron extraordinarios: simpático el cucurucho de algas con encurtidos, producto excelso la ostra con jugo de jamón y maravilloso “el atún que quería ser cerdo” mantequilla pura. En definitiva una buena experiencia gastronómica, ahora bien, tengo varios peros, que deberían, a mi humilde opinión, revisar y si estiman oportuno, corregir: 1º.- el facturar y cobrar aparte 3 euros (más IVA) en concepto de cubierto (¿sino lo pagas no te ponen cubierto?); 2º.- el reseñar los precios, siempre sin el importe del IVA (así parecen más baratos) y 3º.- el precio de los gintonics: 1 de beefeater y otro de G’vine: 30 euros, lo que hace el final de la comida tengas esa sensación de ser un restaurante de los que quiere engordar la factura con estos extras.

Cena en grupo de 10 personas,
Restaurante agradable, nos situaron en un reservado, deciración sobria pero elegante, a destacar mantelería algo vieja y descuidada. Cristaleria Riedel.
Servicio impecable, eso si. La carta dispone de 2 menus, largo y corto.
Optamos por el menú degustación corto. (45€más iva)
Cocina "cordobesa" reinventada, desde luego, bien presentada y bien cuidada, a destacar, q recuerde, un salmorejo de pimiento con boqueron sobre regaña y el atun de Almadraba riquísimo.
Gran error que cometimos, pedir el menú maridado. 20€ más iva y no me gustó ninguno de los vinos, ni el fino, ni los tintos, ni el px.
Tuve ocasion de observar la carta de vinos y contaban con bastantes referencias tanto nacionales como internacionales a un precio de bodega x 2-2,5.
Como decía, el servicio impecable, el pan mejorable, el aceite buenisimo y como alternativa a cocina tradicional puede estar bien.
Precio final 85€pp, me parece caro en relacion calidad precio si lo comparas con otros restaurantes mini "estrellados".

Incursión en el único restaurante estrellado de la ciudad de Córdoba, Choco de Kisco García que sigue luciendo delantal con el logo de Mugaritz. Al lado del restaurante y con una más larga vida se encuentra el bar Choco que regenta su padre. Kisco ha mantenido el nombre y por supuesto modificado la propuesta.

Aperitivos locales con una manteca roja con chicarrones, con diversos panes y unos encurtidos realizados en casa que vienen en tarro hermético, y desprenden fuerte aroma al ser abierto. Comienzo no ligero, pero que te posiciona dónde estás comiendo. Entrada similar al de bar anexo, pero servida en vajilla adaptada al entorno. Más que correcto balanceo entre la manteca y el contraste de los encurtidos. Grandes regañás de sésamo, y buen servicio de pan caliente.

El primer entrante es un pan de algas crujiente con caviar de río y yogur. Puro sabor a mar, a una mezcla entre algas y la piel de un "pescaíto" frito. Junto con un “yogur” que en realidad es una sopa fría clásica denominada mazamorra (ajo, aceite y pan). ¡Qué bueno¡. Sabor, delicadeza, y conjunción.

A continuación como añadido al menú Raíces, la ostra fresca. Tipo Gillardeau se sirve en su concha, pero anteriormente ha sido sumergida en un ceviche; se acompaña de unas notas de aguacate en “salmorejo”. Ni cruda ni demasiado atemperada, resulta un bocado “fresco” al cual el aguacate dota de cierta grasa que impulsa la fuerza del conjunto. Correcto, sin alardes.

Seguimos con un royal de setas: emulsión de las mismas, aire de avellana y anguila ahumada. Se “sirve” en una especie de jarrita estrecha que considero que no ayuda demasiado a la mezcla de los ingredientes. Percepciones gustativas reconocibles, pero que no acaban de conformar un resultado ni que conmueva, ni que haga disfrutar en exceso al paladar. Algo flojo.

Arroz de perol, con costilla y verduras. Típico plato del campo córdobes, de esos que tienden la mano al acto de compartir, y de impulsar la complicidad gastronómica. Plato familiar, que sustenta la expresión “cucharón y paso atrás” para permitir al resto estar cercano a la cazuela. El arroz se presente en su punto, tirando a “al dente”, la potencia de la costilla está balanceada con una mayor presencia de verduras.

En el pescado nos encontramos con el “atún rojo de la almadraba que quiso ser cerdo”. El corte, su presentación en plancha y que se ha cocinado en carbón de encina pueden simular la apariencia de una pieza de marrano; pero esa potencial sensación imaginaria desaparece cuando uno se lleva el túnido a la boca. Numerosas filtraciones de grasa que provoca una alta jugosidad. Para reducir esas notas de grasa, el atún se mezcla de forma ligera con tomate asado y nabo encurtido que suavizan el conjunto, sin restar sabor al pescado. Kisco García nos contó que descubrió junto con Angel León ese trozo único del atún, denominado parpatana correspondiente a la pieza que rodea por abajo la boca, la mandíbula y el cuello.

Finalizamos la parte salada, con el lechón crujiente de los Pedroches, con ajos asados y naranja. En general muy buena textura, y jugosidad; se presenta algo más seco en las partes cercanas a la piel para llegar a ese crujiente. Los ajos asados se presentan en una crema que resulta ligera y atenuada en sabor para preservar la potencia del cochino; por otra parte la fruta acompaña de forma más que correcta dando un toque ácido, y muy armonioso en algunos de los bocados.

Los platos principales han elevado sustancialmente el nivel de la comida, que se mantiene con el mundo dulce. Este comienza con “Coco, pasión y yogur” que se acompaña con una lámina fina de hojaldre. Contraste ácido-dulce, muy agradable en boca, cremoso. Un acierto.

Y el dulce continúa con las “natillas de mi madre”, en textura de espuma se complementa con un helado de galleta y un caramelo roto de canela que le aporta una textura crujiente. La espuma provoca que sea etéreo, restándole algo de fuerza en el gusto de este postre tan tradicional.

Acabamos con unos petit fours que merecen ser mencionados: galleta de café, trufa de chocolate con aceite de oliva y macaron de fresa y chocolate. Acertada presentación, y trufa de esas que se recuerdan aportándole el aceite una melosidad plena.

Muy buenas sensaciones. Hay que ser atrevido y gastronómicamente sólido en una ciudad que pivota alrededor de los salmorejos, las berenjenas, y el rabo de toro para mantener esta propuesta casi única que recibió su estrella Michelin a finales del 2011.

Para leer el post completo, y ver las fotazas

http://www.complicidadgastronomica.es/2013/04/choco-la-estrella-cordobesa/

La carta es demasiado escueta y fija, en lo que llevamos de año prácticamente no ha cambiado, las raciones ridiculamente pequeñas, si no fuese por el arroz hubiesemos salido con hambre, el precio sin duda el mas alto de Córdoba y además nos toco un niño pequeño correteando y chillando toda la cena. La carta de vinos muy bien y el servicio estupendo

Estuve en el restaurante Choco este invierno y mi opinion no es tan buena como me gustaría, principalmente porque me esperaba otra cosa diferente para ser un restaurante con una estrella michelin.

En principio llegamos un poco tarde porque nos perdimos, está en un sitio poco centrico y un poco lejano.
Creo que la comida esta riquisima pero es un poco escasa para el precio que tiene.

Las mesas demasiado juntas aunque muy bien vestidas, aunque el salon estaba poco iluminado para mi gusto.

Lo que menos me gusto fue que el restaurante estaba lleno y el servicio fue un poco lento.

Todo estaba muy bueno pero creo que se pueden pulir algunos detalles.

No obstante he ido a restaurantes mejores en Córdoba, y no tienen estrella michelin.

Esta crítica es de 2010, nuestra visita fué anterior a esta Estrella Michelin que le han otorgado en 2011.. Su cocina ya apuntaba a ello, y en nuestro viaje por Córdoba no quisimos dejar de conocer el que apuntaba a mejor restaurante de Córdoba. Ya consiguió el respaldo gastronómico de los mejores críticos y chefs nacionales al alzarse con el premio de restaurante revelación andaluz en Madrid Fusión 2006. Os dejo fotos y nuestra visión de lo que comimos en aquella ocasión por si os sirve para haceros una idea más fiel de lo que se cuece en sus fogones. Un saludo

http://la-cocina-creativa.blogspot.com/2010/04/restaurante-el-choco-cordoba.html

Tenia ganas de conocoer el Choco, en Cordoba. La verdad es que ha valido la pena. El trato excelente, nos da la bienvenida Juan Carlos, y al poco nos vino a ver Kisko y al final nos decantamos por el menu degustación.
El servicio tengo que decir que espectacular por parte de Juan Carlos, siempre atento, pedimos el menu maridado por 18 euros mas el cubierto(40 del menu mas 18 del maridaje) 4 vinos, que fueron, Albariño Paco y Lola, una botella muy llamativa y un vino muy fresco. Luego Palacio de Bornos, un verdejo de Ruedo muy sutil, luego un tinto de Extremadura Halba 4, y finalmente un pedro Ximenez de Alvear, La verdad es que muy bien servido y abundante, el maridaje, termino que ya en los postres no me acuerdo ni lo que comi.
En fin la comida, unas entradas de aceitunas, pan y aceite, luego a continuación un embutido con foiegras, le sigui un ajo blanco cordobes con helado de manzana y curcuma, realmente delicioso, luego una ostra guillardau con un aire de perfume de limon marroqui, super sabrosa, una torta de maiz crujiente con queso rallado del valle de los pedroches y aroma de truf, muy sutil.
Un arroz de perol, con ibericos exquisito, una lubina con un sabor muy sabrosa, unas sardinas asadas, con picadilo cordobes y pan cateto, y luego de carne una carrillera de cabrito, tabla de quesos y un helado con algo parecido a melocoton , que estaba muy rico.
En fin una experiencia superagradable y felicidades al equipo de Juan Carlos y Kiski

Buen restaurante en una zona de un barrio obrero, la decoración acogedora, aunque la separación de las mesas para mi gusto un poco juntas.
El menú:
Aceitunas (tipo gadpachadas) aliñadas con piel de naraja e hinojo bronce.
Tapas del mundo: mejillón con soja, salmón macerado con queso y mini mollete de jamón.
Salmorejo(increible)con tosta de anchoa y tomate cherry.
Alcachofas con huevo de codorniz y aire de manzanilla.
Carabinero y espinacas.
Pescado del dia con chalota y caldo de arroz.
Cochinillo confitado con ajo espumoso y caramelo de naranja.
Plato de quesos.
Un campo de flores.
Coulant de choco y helado de regaliz.

El menú muy completo en materia prima y en técnica, todo muy sabroso.
Restaurante muy recomendable que seguro si estuviera en otro entorno tendría mas tirón.

Esperábamos quizás demasiado de este restaurante, pero la cena fue de más a menos. La razón no la sabemos. No sé si por la proximidad de las vacaciones o quizás por la sospecha de que Kisko García no estaba en la cocina esa noche, el caso es que no nos terminó de convencer (demasiado aburridos los segundos del menú degustación).
Estuvimos solos toda la noche, por lo que el maitre estuvo pendiente toda la noche hasta mimarnos (bravo por él: simpático y atento con mi peque).
Mesas muy bien vestidas, elegantes en un local que para mi no llega a ser minimalista, con buena separación entre mesas.
Carta más bien justa con platos modernos, atrevidos, ¿de autor?.

Pedimos menús degustación (40€) para 2 pax:

Snacks de la casa:
Tapas del mundo que consistieron en un mollete de chorizo, guacamole y mejillones con salsa dashi (estos servidos dentro de una lata de conserva).

Entrantes:
Salmorejo califal con coca de anchoas (bueno)
Royal de foie, micro-palomitas y manzana (realmente bien presentado al fondo de una copa de vino intentando recrear un paisaje; muy rico)
Carabinero de Isla Cristina con aceite de ajillo y ceviche (lo mejor de la cena sin duda)

Segundos:
Bacalao confitado con un guiso de sus callos (era una ración ridícula y aún así se me hizo pesadísima)
Cochinillo hecho eternamente con crema de ajo y salsa de naranja (ración mínima que no nos entusiasmó; la piel era auténtica goma; lo del cochinillo confitado ya hace tiempo que se ha convertido en un clásico aburrido)

Postres:
Bizcocho borracho al moscatel, piña y cítricos
Torrija caramelizada con helado de vainilla de Tahití

Lo mejor de ambos la original presentación; sin embargo no nos deleitaron. Además hubiera sido deseable dos postres más dispares.

Para el peque pedimos una croquetas de puchero, lubina a la plancha (ración insuficiente incluso para un niño de 9 años) y una tartaleta de manzana.

Servicio del vino: Buena carta actualizada, no muy extensa pero más que suficiente. Pedimos Can Blau 2004 (26€ + IVA) bien servido en copas Riedel tipo Shiraz y perfecto de temperatura. Por supuesto, atento a rellenar.

Precio total: 180.83€ (inc. IVA y dos Montilla-Moriles a 3€).

Nota: A vueltas con el tema del agua. Nos cobraron 10€ por 3 botellas de agua pequeñas. Excesivo, ¿no?. Por otro lado otros 10€ por el pan y servicio (por unas aceitunas aliñadas por ellos y nada en la sobremesa).

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